A raíz de la comparecencia ante los tribunales de Ibarretxe, el ex lehendakari Carlos Garaikoetxea (EA) recordó cómo pocos días después del asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997, el entonces ministro del Interior Mayor Oreja buscó vías de diálogo con Batasuna a través de la mediación del centro Gernika Googarutz. Garaikoetxea denunciaba así “cómo hay formas de hacer política llenas de hipocresía”, porque si Ibarretxe se reunió con Otegi sin ocultarse, Mayor Oreja negociaba contactos mediante intermediarios mientras en público “clamaba por la incomunicación no solo de Batasuna, sino de todo el nacionalismo vasco”.
El Mundo alentó un plan de paz de Mayor Oreja, antes de la tregua del 98. Mayor Oreja acercó al etarra Iñaki Bilbao al País Vasco durante la tregua de 1998. Contraataque del PSOE: en 1998 fueron así de "comprensivos", incluso con atentados. El ex lehendakari Garaikoetxea, antiguo dirigente del PNV y miembro fundador de Euskal Alkartasuna, participó activamente en la manifestación del lunes en apoyo de Ibarretxe y lamentó antes de la comparecencia de éste ante el Tribunal Supremo de Justicia del País Vasco la “hipocresía” de algunos políticos a la hora de juzgar los contactos con Batasuna.
El acercamiento de Oreja a HB
Así, Garaikoetxea recordó en los micrófonos de la SER cómo pocos días después “del terrible asesinato de Miguel Ángel Blanco” en 1997 el entonces ministro del Interior, Mayor Oreja mantuvo un encuentro con miembros del Centro de Investigación para la Paz Gernika Gogaratuz. Como explicó Garaikoetxea, durante estas conversaciones, de las que quedó constancia por una trascripciones de las mismas publicadas seis meses después en el diario El Mundo, Mayor Oreja buscó la intermediación del Centro para entablar “un diálogo y una comunicación” con Batasuna, e incluso se había llegado a plantear “si se podía sacar algún beneficio electoral partidista” de esta estrategia.
Públicamente defendía “la incomunicación”
El ex lehendakari apuntó que por aquel entonces Mayor Oreja “clamaba no sólo por la incomunicación de Batasuna sino de todo el nacionalismo vasco” y explicó que citaba las maniobras de éste para contactar con Batasuna “para que se vea cómo hay formas de hacer política llenas de hipocresía”. Contrapuso esta actitud del dirigente popular con la de Ibarretxe, que ha practicado “intentos abiertos al público” de dialogar con la izquierda abertzale.
No fue un hecho aislado
Esta actitud de Mayor Oreja no constituyó un hecho aislado, ya que fue uno más de los miembros del Gobierno, incluido su presidente José María Aznar, que realizaron gestos y declaraciones de distensión antes de la tregua de ETA en septiembre de 1998. Desde el Ministerio del Interior, Oreja aprobó el acercamiento del etarra Iñaki Bilbao desde una prisión de Tenerife hasta otra en la Península, en Almería, en diciembre de 1997.
Dispuesto a dialogar
Una vez iniciada la tregua y cuando ya se acercaba su fin, el propio Mayor Oreja declaró en Le Monde que el Gobierno popular estaba dispuesto “a dialogar, a flexibilizar la política parlamentaria y a estudiar la reinserción de los miembros de ETA. A hacer lo que sea necesario sin exigencias previas, sin negociar la entrega de las armas. Pero la paz depende de ellos”. Más tarde, el entonces ministro del Interior se presentaría públicamente como el descubridor de que todo era una tregua-trampa.
Garaikoetxea pide a Batasuna que se plante
Más allá de recordar la diferencia entre discurso y práctica política PP en relación al diálogo con Batasuna, Garaikoetxea remarcó la necesidad del diálogo, aunque también tuvo palabras sobre la izquierda abertzale. Así, señaló que Batasuna “tiene la responsabilidad de decir hasta aquí” a ETA, yendo más allá “de la pura retórica” y negándose a ser su brazo político y a que la negociación política sea “tutelada” por la banda terrorista.
Apuntó que si Batasuna no tiene autonomía para ello “que se la busque”, porque todos tanto en la vida como en la política “debemos asumir riesgos para ser consecuentes con nuestros principios”, apuntando que “el que cree en algo que se juegue lo que se tenga que jugar”.
El acercamiento de Oreja a HB
Así, Garaikoetxea recordó en los micrófonos de la SER cómo pocos días después “del terrible asesinato de Miguel Ángel Blanco” en 1997 el entonces ministro del Interior, Mayor Oreja mantuvo un encuentro con miembros del Centro de Investigación para la Paz Gernika Gogaratuz. Como explicó Garaikoetxea, durante estas conversaciones, de las que quedó constancia por una trascripciones de las mismas publicadas seis meses después en el diario El Mundo, Mayor Oreja buscó la intermediación del Centro para entablar “un diálogo y una comunicación” con Batasuna, e incluso se había llegado a plantear “si se podía sacar algún beneficio electoral partidista” de esta estrategia.
Públicamente defendía “la incomunicación”
El ex lehendakari apuntó que por aquel entonces Mayor Oreja “clamaba no sólo por la incomunicación de Batasuna sino de todo el nacionalismo vasco” y explicó que citaba las maniobras de éste para contactar con Batasuna “para que se vea cómo hay formas de hacer política llenas de hipocresía”. Contrapuso esta actitud del dirigente popular con la de Ibarretxe, que ha practicado “intentos abiertos al público” de dialogar con la izquierda abertzale.
No fue un hecho aislado
Esta actitud de Mayor Oreja no constituyó un hecho aislado, ya que fue uno más de los miembros del Gobierno, incluido su presidente José María Aznar, que realizaron gestos y declaraciones de distensión antes de la tregua de ETA en septiembre de 1998. Desde el Ministerio del Interior, Oreja aprobó el acercamiento del etarra Iñaki Bilbao desde una prisión de Tenerife hasta otra en la Península, en Almería, en diciembre de 1997.
Dispuesto a dialogar
Una vez iniciada la tregua y cuando ya se acercaba su fin, el propio Mayor Oreja declaró en Le Monde que el Gobierno popular estaba dispuesto “a dialogar, a flexibilizar la política parlamentaria y a estudiar la reinserción de los miembros de ETA. A hacer lo que sea necesario sin exigencias previas, sin negociar la entrega de las armas. Pero la paz depende de ellos”. Más tarde, el entonces ministro del Interior se presentaría públicamente como el descubridor de que todo era una tregua-trampa.
Garaikoetxea pide a Batasuna que se plante
Más allá de recordar la diferencia entre discurso y práctica política PP en relación al diálogo con Batasuna, Garaikoetxea remarcó la necesidad del diálogo, aunque también tuvo palabras sobre la izquierda abertzale. Así, señaló que Batasuna “tiene la responsabilidad de decir hasta aquí” a ETA, yendo más allá “de la pura retórica” y negándose a ser su brazo político y a que la negociación política sea “tutelada” por la banda terrorista.
Apuntó que si Batasuna no tiene autonomía para ello “que se la busque”, porque todos tanto en la vida como en la política “debemos asumir riesgos para ser consecuentes con nuestros principios”, apuntando que “el que cree en algo que se juegue lo que se tenga que jugar”.
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