La
verdad de esta reforma es que se continua bajando los impuestos a los más
ricos, a las rentas más altas y a las grandes empresas, se reduce la
progresividad en el IRPF y lo convierte en un impuesto más injusto al reducir
los tramos, un auténtico timo en el fondo, porque si se reducen los ingresos el
Gobierno no tendrá más remedio que hacer nuevos recortes, que calla y sufriremos
todos, en los presupuestos de 2015 y 2016.
Haría falta una reforma fiscal
progresiva y combatir, de verdad y sin amnistías, el fraude fiscal que es
indecente. El PP ha iniciado la campaña electoral tras el varapalo de las
europeas y pretende engañarnos con el amargo caramelo de una bajada de
impuestos irrisoria para la inmensa mayoría.
Solo pretenden conseguir el voto
para poder seguir aferrados al poder que es lo único que les importa. Ahí están
sus hechos incontestables.