Juan Martín Serón, alcalde de Alhurín El Grande, es un destacado militante del PP andaluz. Su nombre ha dado la vuelta a España al haber sido detenido por la policía, acusado de corrupción urbanística. Fue detenido cuando salía de un almuerzo-mitin en Marbella presidido por Mariano Rajoy. Ayer el diario ABC difundía unas declaraciones de Martín Serón en las que reiteraba anteriores frases suyas, por otra parte muy del estilo COPE.
“Con Zapatero, los honrados van a la cárcel, y los terroristas a la calle. La dictadura de Chaves llevará a Andalucía a la ruina. El Gobierno andaluz puede manipular, comprar a los medios (se gasta 85 millones de euros en propaganda) y poner denuncias falsas, pero a nosotros nos piden que estemos calladitos”, insiste en manifestar este alcalde bajo sospecha y en libertad condicional.
Moderación y concordia
Las palabras de Martín Serón contribuyen a echar por tierra -.de modo tan inapelable como estrepitoso- el pretendido giro al centro que vuelve a predicar Rajoy. El editorial del periódico madrileño de Vocento -en paralelo con la publicación de la citada entrevista- lanzaba las campanas al vuelo para festejar los propósitos del presidente del PP, expresados el pasado sábado. “Rajoy ha presentado en Toledo un programa liberal y centrista basado en la moderación y la concordia. Es un fiel reflejo de la forma de concebir la vida pública de un líder al que no es fácil presentar como “extremista”, según pretenden sin éxito sus adversarios”, sostiene el rotativo que dirige José Antonio Zarzalejos.
Discurso jupiterino
Claro que no hacían falta los rebuznos dialécticos del alcalde de Alhurín el Grande para desmentir la retórica centrista de Rajoy. Bastaba con el discurso jupiterino de José María Aznar en la conmemoración del asesinato de Gregorio Ordóñez, muerto en 1995 por la banda terrorista ETA. O la embestida feroz del propio Rajoy en el Congreso de los Diputados, con motivo de la comparecencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, exigida por el principal partido de la oposición a raíz del atentado de la T-4 de Barajas. Tal comparecencia constituyó un hecho sin precedentes desde la transición.
“Ahora somos finos”
Todos los síntomas y los indicios que genera la derecha española no conducen ciertamente hacia el centro. Exactamente al revés. “¿Y dónde anida la extrema derecha si no hay un partido así?”, le preguntaba ayer en El Mundo la periodista Esther Esteban a Patxi López, secretario general del PSE. Su respuesta fue exacta: “Anida en el PP. ¿Dónde si no? Ahora somos finos y lo llamamos derecha extrema, pero las palabras de Rajoy cada día son más preocupantes porque para él todo vale. Y todo no vale. No vale enfrentar a la sociedad con tal de lograr un puñado de votos. Rajoy y el PP se arrepentirán”.
De hecho y de derecho
No sabemos si Rajoy y el PP “se arrepentirán” o no. Lo que sí sabemos es que, en efecto, la extrema derecha no sólo se ha cobijado de hecho, y de derecho, en Génova 13, sino que hace tiempo que ha contaminado al conjunto del partido cuya deriva objetiva avanza en dirección contraria a la moderación o la templanza. Nadie ha reconvenido, en el interior jerárquico del PP, al alcalde de Alhurín El Grande por sus frases nítidamente fachas, al margen de la cuestión de fondo relativa a presuntas irregularidades de carácter urbanístico.
Sin crédito moral
Y es que no hay en la cúpula de la derecha política y mediática nadie con suficiente crédito moral como para reprender a Martín Serón por su incontinencia verbal. Nadie lo puede hacer porque tanto Rajoy como su antecesor, Aznar, como la mayoría de los dirigentes del PP mantienen una línea que desborda, con amplitud y sin ambages, los límites de la derecha civilizada. No son explosiones orales aisladas o excepcionales. Se trata de una conducta sistemática de acoso y derribo, perpetrada al precio que más convenga en cada momento, incluido el de la instrumentalización del terrorismo, con el único fin de recuperar el poder político, perdido en las urnas del 14-M.
Un engañabobos
Buscan La Moncloa ansiosamente. No buscan el centro. Eso es una ficción, un engañabobos, una tomadura de pelo que acostumbra a prodigar el PP cada dos por tres. ¿Cuántos años hace que la derecha viaja al centro? Pues desde que Fraga Iribarne presumía de centrista en las postrimerías del franquismo, disfrazado de lord inglés después de haberse disfrazado, para los grandes festejos del Régimen, y durante muchos años, de camisa azul y chaquetilla blanca. Decía que era centrista Fraga, y no lo era. Se jactaba Aznar de ser centrista y ha acabado siendo un neocon bushiano, especie felizmente en extinción al menos aparente. Proclama Rajoy que es moderado y también centrista. Pero el único que parece creérselo en toda España es don Federico, que luego le riñe y le llama maricomplejines. ¡Embaucadores compulsivos!
Enriq Sopena
“Con Zapatero, los honrados van a la cárcel, y los terroristas a la calle. La dictadura de Chaves llevará a Andalucía a la ruina. El Gobierno andaluz puede manipular, comprar a los medios (se gasta 85 millones de euros en propaganda) y poner denuncias falsas, pero a nosotros nos piden que estemos calladitos”, insiste en manifestar este alcalde bajo sospecha y en libertad condicional.
Moderación y concordia
Las palabras de Martín Serón contribuyen a echar por tierra -.de modo tan inapelable como estrepitoso- el pretendido giro al centro que vuelve a predicar Rajoy. El editorial del periódico madrileño de Vocento -en paralelo con la publicación de la citada entrevista- lanzaba las campanas al vuelo para festejar los propósitos del presidente del PP, expresados el pasado sábado. “Rajoy ha presentado en Toledo un programa liberal y centrista basado en la moderación y la concordia. Es un fiel reflejo de la forma de concebir la vida pública de un líder al que no es fácil presentar como “extremista”, según pretenden sin éxito sus adversarios”, sostiene el rotativo que dirige José Antonio Zarzalejos.
Discurso jupiterino
Claro que no hacían falta los rebuznos dialécticos del alcalde de Alhurín el Grande para desmentir la retórica centrista de Rajoy. Bastaba con el discurso jupiterino de José María Aznar en la conmemoración del asesinato de Gregorio Ordóñez, muerto en 1995 por la banda terrorista ETA. O la embestida feroz del propio Rajoy en el Congreso de los Diputados, con motivo de la comparecencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, exigida por el principal partido de la oposición a raíz del atentado de la T-4 de Barajas. Tal comparecencia constituyó un hecho sin precedentes desde la transición.
“Ahora somos finos”
Todos los síntomas y los indicios que genera la derecha española no conducen ciertamente hacia el centro. Exactamente al revés. “¿Y dónde anida la extrema derecha si no hay un partido así?”, le preguntaba ayer en El Mundo la periodista Esther Esteban a Patxi López, secretario general del PSE. Su respuesta fue exacta: “Anida en el PP. ¿Dónde si no? Ahora somos finos y lo llamamos derecha extrema, pero las palabras de Rajoy cada día son más preocupantes porque para él todo vale. Y todo no vale. No vale enfrentar a la sociedad con tal de lograr un puñado de votos. Rajoy y el PP se arrepentirán”.
De hecho y de derecho
No sabemos si Rajoy y el PP “se arrepentirán” o no. Lo que sí sabemos es que, en efecto, la extrema derecha no sólo se ha cobijado de hecho, y de derecho, en Génova 13, sino que hace tiempo que ha contaminado al conjunto del partido cuya deriva objetiva avanza en dirección contraria a la moderación o la templanza. Nadie ha reconvenido, en el interior jerárquico del PP, al alcalde de Alhurín El Grande por sus frases nítidamente fachas, al margen de la cuestión de fondo relativa a presuntas irregularidades de carácter urbanístico.
Sin crédito moral
Y es que no hay en la cúpula de la derecha política y mediática nadie con suficiente crédito moral como para reprender a Martín Serón por su incontinencia verbal. Nadie lo puede hacer porque tanto Rajoy como su antecesor, Aznar, como la mayoría de los dirigentes del PP mantienen una línea que desborda, con amplitud y sin ambages, los límites de la derecha civilizada. No son explosiones orales aisladas o excepcionales. Se trata de una conducta sistemática de acoso y derribo, perpetrada al precio que más convenga en cada momento, incluido el de la instrumentalización del terrorismo, con el único fin de recuperar el poder político, perdido en las urnas del 14-M.
Un engañabobos
Buscan La Moncloa ansiosamente. No buscan el centro. Eso es una ficción, un engañabobos, una tomadura de pelo que acostumbra a prodigar el PP cada dos por tres. ¿Cuántos años hace que la derecha viaja al centro? Pues desde que Fraga Iribarne presumía de centrista en las postrimerías del franquismo, disfrazado de lord inglés después de haberse disfrazado, para los grandes festejos del Régimen, y durante muchos años, de camisa azul y chaquetilla blanca. Decía que era centrista Fraga, y no lo era. Se jactaba Aznar de ser centrista y ha acabado siendo un neocon bushiano, especie felizmente en extinción al menos aparente. Proclama Rajoy que es moderado y también centrista. Pero el único que parece creérselo en toda España es don Federico, que luego le riñe y le llama maricomplejines. ¡Embaucadores compulsivos!
Enriq Sopena
No hay comentarios:
Publicar un comentario