No nos engañemos. Los ciudadanos que formamos la gran masa social no somos inocentes en esta carrera desbocada hacia el desarrollo insostenible. No podemos seguir echando toda la culpa de esta alocada competición consumista a los poderes económicos y políticos; porque ellos, al fin y al cabo, que son hábiles explotadores de la realidad y de las oportunidades se limitan satisfacer cuanto nosotros ávidamente demandamos. Nosotros, los ciudadanos corrientes, tenemos la culpa por hacer y dejar hacer, convirtiéndonos en cómplices de esta locura, de este circulo de producción y consumo exacerbados. Nosotros, la gran masa, somos los culpables de escuchar los cantos de sirena de la publicidad -la gran aliada de los insaciables acumuladores de dinero-, siguiendo al pie de la letra los mandatos que nos imponen como ovejitas obedientes sin criterio ni personalidad. Nosotros podemos decir ¿basta! Pero no lo hacemos porque somos cómplices de este desatino; porque eso significaría renunciar a satisfacer nuestros deseos cambiantes e insaciables.Nosotros podemos cambiar el actual rumbo del desarrollo insostenible, optando por un desarrollo equilibrado en armonía con el medio natural. Y, si no lo hacemos, seguramente será por nuestro instinto depredador o por nuestra inconmensurable estulticia.
Pedro Serrano Martínez
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