El
duro muro del bipartidismo empieza a mostrar alguna fisura, pero aún está lejos
de romperse dado que está acorazado por la vigente Ley Electoral que PP y PSOE
se han encargado de no cambiar. Ambos han recibido un claro y contundente golpe
electoral que, si saben interpretarlo, les debe hacer ver que necesitan
importantes cambios y que estos no sean meramente cosméticos. El PSOE parece querer reaccionar,
Rubalcaba se va, aunque solo eso no es suficiente, el PP no, se esconde tras la
abstención a sabiendas que ahí no ha radicado su debacle. Nuevas formaciones
han aparecido, sin lastres, con mensajes claros, ilusionantes y usando el
lenguaje de la calle ante el más de lo mismo del anquilosado dueto turnista. En
sus manos queda, porque de lo contrario
dentro de unos meses en las elecciones municipales y autonómicas el batacazo
será mayor, mucho mayor, aunque ¿terminarán pactando entre ellos?
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