Míseros mierdas con piernas

El degenerado cobarde que presuntamente acabó este martes en Málaga con la vida de su expareja, una mujer de 37 años, tenía una sentencia condenatoria de conformidad dictada por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Málaga por dos delitos de amenazas en el ámbito familiar y por un delito de maltrato simple, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). No obstante, posteriormente se suspendió la pena de prisión por dos años, condicionada al cumplimiento de cursos en materia de igualdad.

Todos sabemos de qué le sirvió a esta escoria el “curso de igualdad”.

Con el vil asesinato de Susana, así se llamaba, se eleva ya al número de ONCE las mujeres asesinadas en manos de esta carroña humana que incapaces de asimilar la realidad cometen la barbarie de matar a la que fue su pareja. Viles cobardes, autentica escoria humana, míseros mierdas con piernas.

Perdonad mi lenguaje, pero no se merecen menos. La violencia de género se está convirtiendo muy tristemente en algo ya casi cotidiano, en una noticia que aparece día sí y día también en las portadas de los periódicos y en noticia de cabecera de noticiarios de radio y televisión.

Autentico terrorismo en el hogar, una gran lacra humana, una vergüenza generalizada. Algo está fallando. En algo se está herrando. Porque ni las campañas de sensibilización ni los distintos programas están consiguiendo que las cifras de infames asesinatos estén descendiendo, al contrario, el número aumenta y aumenta.

Estamos a mediados de febrero y YA son ONCE las víctimas. La media es terrorífica. Creo que todos podemos hacer algo más. Ante cualquier sospecha de malos tratos no dudemos en denunciar, usemos las herramientas que tenemos a nuestro alcance, no dudemos en llamar al 016 o al 112. Creo que una reforma de legislación, un endurecimiento de las penas, la colocación de pulseras a todos los demandados, y una concienciación social más clara y contundente pueden y deben ayudar.



Paremos esta autentica sangría humana. Tolerancia cero ante el maltratador.

Vamos a ello.