La derecha extrema sigue sin diferenciar el culo de las témporas. Tristemente es así. Y por lo que parece seguirá, para desgracia de todos, in saecula saeculorum.
Se ha convertido en una triste rutina el que los tardofranquistas se reúnan y silben al presidente del gobierno el día de las fuerzas armadas, el día que asimismo se rinde homenaje a los caídos por nuestro país. Es un ritual repetitivo: Ir a misa, silbar a Zapatero y entrar en la web de Hazteoir a insultar a la Ministra de igualdad Bibiana Aído.
Ciertamente el derecho de “manifestación” –si es que a esto se le puede llamar así- está reconocido en la Constitución Española y es lo que deberían hacer estos personajes. Pedir autorización a la Delegación del Gobierno y manifestar públicamente aquello que a su entender sea reclamable, pero convertir un día tan significativo en una especie de tiro al blanco contra el presidente del gobierno no me parece ni correcto ni el sitio.
Debo recordar que el Sr. Rajoy dijo públicamente que el desfile de las fuerzas armadas era “un coñazo” y no veo a las hordas fascistas decir ni mu al respecto, ni ahora, ni antes..
Lo que deben hacer, desde mi modesta opinión es “manifestarse” en las urnas, que es donde todos los españoles tenemos el derecho mediante nuestro voto secreto de “poner y quitar” lo demás es solo el puro reflejo de la derecha rancia y soez que nos pretende gobernar, sea como sea.
2 comentarios:
Cuánta razón tienes, Carlos. Sin ir más lejos, el pasado 29-S varias decenas de miles de tardofranquistas cogieron banderas sindicales y se echaron a la calle a gritar lo mismo que ayer: "¡Zapatero, dimisión!"
Estomos rodeados.
Lo primero es desdramatizar: que 40 gamberros se dediquen a insultar y abuchear a un político, sea el presidente del Gobierno o el alcalde de Pedrafita do Cebreiro, tiene una importancia muy relativa. Pero, sin duda, sirve para sacar alguna conclusión sobre los gamberros, sobre el abucheado y sobre el resto de los políticos.
En cuanto a los bárbaros, queda demostrado que todo proceso de socialización tiene un porcentaje de fracaso, ya que siempre habrá un grupo de individuos a los que ni la educación familiar, ni la escolarización ni la transmisión de valores éticos o religiosos logran convertir en personas civilizadas. Que esos incultos sean en su mayoría miembros de la ultraderecha es, lógicamente, una mera redundancia.
En relación con los abucheados, su reacción permite dividirlos en dos grupos. Algunos, como Zapatero en el desfile militar del martes, tuercen el gesto, tragan saliva y aguantan los insultos. Y otros, como Aznar en Asturias, responden con gestos obscenos. En resumen, están los educados y también quienes se ponen a la altura de los cafres.
Por último, cabe analizar el comportamiento del resto de políticos, ya que con su silencio o su condena desvelan qué tipo de sociedad promueven. El gallego Núñez Feijóo criticó lo ocurrido el 12-O, desmarcándose así de los gamberros. Mariano Rajoy evitó cualquier condena, dejando claro que además de amparar a presuntos corruptos (siempre que tengan la gaviota en el carné), tampoco le molesta la trompetería de la extrema derecha.
Trichera Digital
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