Ha reflejado fielmente, tanto desde los mensajes como desde los gestos, dos modos de gobernar, pero, sobre todo, dos formas de convivir.
Frente al país se hunde, España se rompe, la economía se precipita hacia la hecatombe, se ha impuesto la realidad de lo que han significado estos cuatro años de gobierno socialista. No ha sido lo mismo, no es lo mismo.
Durante esta legislatura hemos avanzado hacia una sociedad más progresista, más igualitaria y más justa. Lo hemos hecho a través de la ampliación de los derechos civiles y la profundización en las libertades. Ha sido un avance plasmado en leyes como la de autonomía personal, la de igualdad, la de violencia contra la mujer, la reducción de los largos plazos de los divorcios o la modificación del Código Civil para permitir matrimonios entre personas del mismo sexo. Hemos llevado a cabo estas iniciativas desde el impulso de la mayoría de ciudadanos que en marzo de 2004 nos dieron su confianza y con la legitimación de un Parlamento en el que, prácticamente, la única voz discordante ha sido la de los representantes del actual Partido Popular.
En el terreno económico, durante estos últimos años se han alcanzado cotas de crecimiento y bienestar reconocidas dentro y fuera de nuestro país. Descenso del paro, subida de pensiones mínimas y de los salarios más bajos, menor tasa de precariedad laboral, ayudas económicas a los nuevos padres y a los jóvenes para su emancipación, precios de la vivienda a la baja, atención a los menos favorecidos... En definitiva, una política económica de corte social que ha sabido conjugar armónicamente crecimiento y solidaridad.
El Gobierno de España ha mirado de frente hacia el reto que supone la inmigración -calificada por el líder de la oposición, Mariano Rajoy, como «importación de delincuentes»-, legalizando a personas extranjeras que trabajaban en nuestro país sin contrato de trabajo. Pero, además, se ha mejorado notablemente el control de la llegada de inmigrantes ilegales a través de convenios de colaboración con varios de los países de procedencia.
El PIB y las cuentas de la Seguridad Social están ahora en uno de los mejores registros de su historia. Y se ha invertido mucho más que en las dos legislaturas anteriores del Partido Popular en cultura, investigación biomédica, defensa del medio ambiente, en educación y en I+D+i.
Los cuatro años de gobierno socialista han supuesto grandes avances para España, tanto sociales como económicos. Y enfrente, nunca al lado, una oposición desleal, vociferante y manipuladora. Una oposición que ha hecho de la lucha antiterrorista bandera partidista y que se ha apropiado del lógico dolor de las víctimas de la banda asesina ETA y de las del salvaje atentado islamista del 11 M.
Recordar el pasado es imprescindible para asomarse al horizonte del futuro, en el que ya estamos. A poquísimas fechas de la cita con las urnas, todas las encuestas coinciden en que el PSOE volverá a ganar las elecciones. Nuevas iniciativas sociales y económicas se sumarán al camino emprendido hace cuatro años para que España se asiente definitivamente en la modernidad y el progreso.
Lo que nos jugamos el día 9 de marzo son dos modelos de sociedad, dos formas de entender la vida y de vivirla. Que no son, ni muchísimo menos, lo mismo. A partir de muy pocos días habrá vuelto a imponerse inequívoca y rotundamente nuestro sistema democrático, joven pero fuerte, que nos garantiza poder elegir libremente, entre un amplio abanico de propuestas y diferentes modos de gobernar, a nuestros representantes políticos de los próximos cuatro años.
Si nos ratifican su confianza, habrán ganado las elecciones los ciudadanos, que no verán recortados los derechos conseguidos durante estos cuatro años.
Ni uno solo de ellos.
Mariano Fernández Bermejo - laverdad.es
1 comentario:
Dios te escuche y la marabunta derechista no pase por la puerta de mi casa.
Los baluartes de la Iglesia y de un "pasado Español" deben quedarse donde están, en los museos, para enseñar historia a nuestros hijos, historia de lo que no se debe hacer con una nación.
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