Me habían hablado del espíritu que refundó de sus cenizas al PSOE en 2002. Y me apresté a vivirlo, a pesar del madrugón, viajando desde Murcia.
Lo que encontré me sorprendió. Hallé una militancia entusiasta y viva, que sabe que solo los optimistas alcanzan la victoria.
Me sorprendió ver un partido confiado, sabedor de haber hecho los deberes en el gobierno, permitiendo al país encarar un futuro incierto con sosiego y tranquilidad.
Un partido sin egos, orgulloso de su pasado, entregado al piloto de la nave. Música, poesía e imagen se disponían a exaltar al líder, un hombre tranquilo, seguro de si mismo, que transmitía fuerza y pasión en cada una de sus palabras.
Le acusaban de blando, pero levantó la voz, «una voz poderosa e inapelable», sin estridencias, contra la mezquindad, el rencor, la deslealtad y las mentiras de la oposición.
Apretaba los dientes y se mordía la lengua. Se alineó junto a «los valientes y los decentes», tan escasos en nuestra región, donde la corrupción urbanística campa a sus anchas y donde ser socialista es una osadía.
Y llamó a la movilización general en pos de una amplia mayoría en las urnas el 9-M, consciente de que no hay que bajar la guardia. «No, no, que el tiempo no te cambie» reza el estribillo que aún hoy resuena en mis oídos.
Antonio Luis Estrada Limorte
Lo que encontré me sorprendió. Hallé una militancia entusiasta y viva, que sabe que solo los optimistas alcanzan la victoria.
Me sorprendió ver un partido confiado, sabedor de haber hecho los deberes en el gobierno, permitiendo al país encarar un futuro incierto con sosiego y tranquilidad.
Un partido sin egos, orgulloso de su pasado, entregado al piloto de la nave. Música, poesía e imagen se disponían a exaltar al líder, un hombre tranquilo, seguro de si mismo, que transmitía fuerza y pasión en cada una de sus palabras.
Le acusaban de blando, pero levantó la voz, «una voz poderosa e inapelable», sin estridencias, contra la mezquindad, el rencor, la deslealtad y las mentiras de la oposición.
Apretaba los dientes y se mordía la lengua. Se alineó junto a «los valientes y los decentes», tan escasos en nuestra región, donde la corrupción urbanística campa a sus anchas y donde ser socialista es una osadía.
Y llamó a la movilización general en pos de una amplia mayoría en las urnas el 9-M, consciente de que no hay que bajar la guardia. «No, no, que el tiempo no te cambie» reza el estribillo que aún hoy resuena en mis oídos.
Antonio Luis Estrada Limorte
1 comentario:
Compañero: Qué razón tienes en lo mucho que vale la pena el madrugón, bueno y la noche sin dormir.
Vistalegre es mucho más que un palacio, Vistalegre son las caras de todos cuando entramos y nuestras sonrisas cuando salimos. Es la excusa para juntarnos y recordarnos porqué estamos aquí y lo mucho que vale la pena luchar.
No pude reprimir dejarte un comentario cuando vi que habías hecho una entrada con el mismo título que la mía.
Un fuerte abrazo socialista.
Enma López.
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