Venimos escribiendo desde hace muchos meses que Rajoy no ha sabido desentenderse del muy autoritario y vanidoso Aznar.
Hemos escrito también que Aznar, que hizo de mamporrero de Bush con el caballo de Irak, debía someterse a la disciplina del silencio y, en todo caso, tendrá un día que rendir cuentas por sus engaños bélicos.
Obviamente, Aznar hace oídos sordos a la razón de una colectividad que reclama su ausencia definitiva de la escena política. Por ello, en una actuación malévolamente premeditada, cuando era presidente, se desembarazó de Alberto Ruiz Gallardón, enviándole a
Conocedor el político de agria sonrisa, del poco carisma y de lo adicto a la sumisión de Rajoy, eliminado Gallardón, nombra al registrador como su sucesor – retirando también a Rato, por la sombra que le hacía y porque además éste último se opuso frontalmente a la agresión contra Irak-.Y así, hasta el 11-M. Con la mentira a cuestas, el dúo Aznar-Acebes, intenta colar una tesis que el pueblo no acepta, apartando al PP del poder. Pésima herencia recibe en ese momento Mariano Rajoy. Sin embargo, no reacciona, y sigue apuntándose a la doctrina de su antecesor que no tiene más futuro que la derrota.
Lo más rancio del PP se va quedando en Génova y toda apertura hacía un centro liberal tan necesario se va esfumando paulatinamente con la retirada de políticos con más visión integradora de lo que es un Estado moderno.
Así las cosas, sibilinamente, va emergiendo la cursilona y millonaria Esperanza Aguirre que representa a una tozuda derecha sin más visión que la que heredó nostálgicamente de Franco. Como la señora tiene mucho desparpajo y grandes dosis de cara dura, le hace la cama a Rajoy, y a quien se le ponga por delante, enfrentándole indirectamente con Gallardón, convirtiéndose en el verdadero tapón para que el centrista no se arrime ni a las barbas del registrador.
Gallardón, ha metido la pata hasta arriba, quizá por eso exhibe ahora tan antiestéticas canas que devalúan su rostro de buen estudiante. Conocedor de los bueyes con los que estaba arando, inconcebiblemente, debiera haber actuado de otra manera. En primer lugar, no hubiera hecho público sus ofrecimientos de ir al Congreso sino que debiera haber pactado exclusivamente en privado con Rajoy sus pretensiones. Hubiese matado cinco pájaros de un tiro: primero, la conversación hubiera quedado entre ambos, se supone; segundo, el gallego no le habría toreado como ha hecho hasta ahora; tercero, todo habría quedado en casa, sin repercutir negativamente al PP de cara a las elecciones; cuarto, Gallardón hubiese mantenido a raya a la cursilona; quinto, no se la hubiese jugado políticamente.
Ahora, con Gallardón en supuesta retirada – en pleno ataque de cuernos – el PP ha quedado como el betún ante unos posibles electores que admiten la controversia interna, pero que, como en la familia, exige que los trapos sucios y las discrepancias queden en casa. Flaco favor se ha hecho el PP de cara a las próximas elecciones que continuando con Aznar a la sombra, va a perder definitivamente las de 2008.
Señores del PP, den las gracias a José María Aznar, es la lacra que llevan encima. Gallardón lo sabe ya hace muchos años, pero su estrategia por equivocada –muy ingenua-, le ha fallado, por ahora. Es imprescindible que tenga paciencia y garra, todo llega al que sabe esperar. El centro es suyo.
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