Pensamientos sobre una realidad eludible.
Hoy domingo 25 de Noviembre es el Día Internacional para la Eliminación de
Un día dedicado a la reflexión de todos sobre un fenómeno que nace de la intolerancia, de la prepotencia, de la supervivencia de erróneos roles culturales que nacen, la inmensa mayoría de las veces, de una educación viciada de la ¿natural? dominancia del hombre sobre la mujer que en tiempos no demasiado lejanos se impuso en la cultura de este país, en donde existieron Instituciones Públicas y Sociales que educaban sistemáticamente a muchísimas mujeres en la sumisión más absoluta a lo que entonces se llamaba “cabeza de familia”, de la mano de un régimen dictatorial que así lo decidió unilateralmente. Líbreme yo de, con ello, intentar afirmar que fue entonces cuando nació este fenómeno, pero permítaseme decir que es aquel fenómeno y su enquistamiento social el que hoy nos hace vivenciar los tristes resultados que prácticamente cada semana se convierten en horribles noticias de feroces agresiones y despiadados asesinatos. Es decir, que hoy, directamente, sufrimos los resultados de aquel tipo de educación equivocada del pasado, como se sufrieron en silencio durante decenios anteriores y como aún se siguen sufriendo y se sufrirán si no existe una decidida actuación pública y privada.
Estoy seguro de que la actuación pública será objeto de debate próximamente o lo habrá sido recientemente en los plenos de las instituciones municipales de los municipios del Noroeste, en Cehegín el próximo viernes día 30, en la medida en que todos los partidos debemos y queremos llamar la atención social sobre la violencia y su significado maldito para esta sociedad, en la medida en que debemos solidarizarnos con quienes la padecen, mayoritaria pero no exclusivamente mujeres, seres humanos exactamente idénticos a los demás seres humanos y que, por ello, no merecen ni pueden tolerar comportamientos de este signo, porque debemos todos, sin distinción, contribuir a erradicarla. Y a ello quiero referirme, fundamentalmente hoy, haciendo llamadas específicas, en el ámbito de lo privado, evocando algunos valores que debieran ser universales en nuestra sociedad (porque no quiero referirme a otras sociedades inmersas en la pobreza absoluta, en la guerra, en la violencia continua culturalmente establecida…, para no convertir este asunto, además, en objeto de paradoja):
DEL RESPETO COMO PARTE DEL AMOR EN CONVIVENCIA: Si algo debe haber en un hogar, entre padres, entre estos con sus hijos, entre distintos familiares que puedan convivir, debe ser AMOR. Si no existe, no hay razón de convivencia y se generarán problemas que tendrán difícil solución, aún cuando la sociedad ha implantado mecanismos para que esa convivencia cese cuando no deba o no pueda continuar: SEPARACION Y DIVORCIO, tan alabados o denostados según creencias, pero solución útil y definitiva para corregir un error que no debió producirse. El RESPETO es una norma imperativa del amor, hasta el punto de que, donde no hay respeto será imposible que aquel triunfe al menos de modo duradero. La falta de respeto es la primera grieta en el amor y, por ello, no puede ni debe quedar en lo anecdótico ni como efecto de una copa de más, ni como una molestia pasajera, ni por un partido de fútbol, ni por un zapping, ni por nada. Es la primera señal de alarma y como tal debe ser tratada, caracterizándola de su verdadera connotación de inicio de una ruptura. No tolerarla, y no tolerarla de modo formal, con la participación incluso del resto de la familia, es la primera regla de defensa ante un futuro maltrato. Ni qué decir tiene que si es un hábito ya dentro de la familia, es hora de hacer algo, fuera de ella incluso, para remediar la situación. Y ese algo es pedir consejo profesional y mediación urgente, con todas sus consecuencias.
DE
Desde la INSTITUCIÓN ESCOLAR y a través de la Educación para la Ciudadanía también se puede trabajar la eliminación de esta lacra, puesto que dicha asignatura tiene como objetivo favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad y la responsabilidad y la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios, que conozcan sus derechos, asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía de forma eficaz y responsable.
Desde Primero a Tercero de la ESO, trata aspectos relativos a las relaciones humanas desde el respeto a la dignidad personal y la igualdad de derechos individuales, el reconocimiento de las diferencias, el rechazo a las discriminaciones y el fomento de la solidaridad.
En cuanto a la Educación Ético-cívica de cuarto curso, parte también del análisis de las relaciones interpersonales y de la convivencia, analizando la libertad y responsabilidad como características que definen a la persona y que hacen posible la convivencia a partir del respeto de las diferencias, con especial hincapié en el rechazo a la violencia en las relaciones humanas y la aceptación del principio del respeto a la dignidad de toda persona como elemento básico posibilitador de la convivencia.
Especial interés merece la igualdad que debe darse entre hombres y mujeres, analizando las causas y factores responsables de la discriminación de las mujeres, su valoración desde los principios de la dignidad de la persona y la igualdad en libertad, considerando igualmente las alternativas a dicha discriminación y a la violencia contra las mujeres.
De hecho el primero de sus objetivos consiste en reconocer la condición humana en su dimensión individual y social, aceptando la propia identidad, las características y experiencias personales respetando las diferencias con los otros y desarrollando la autoestima, el objetivo sexto es reconocer los derechos de las mujeres, valorar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos entre ellos y rechazar los estereotipos y prejuicios que supongan discriminación entre hombres y mujeres.
Y en cuanto a los Contenidos de Primero a Tercero:
- Práctica del diálogo como estrategia para abordar los conflictos de forma no violenta.
- Las relaciones humanas: relaciones entre hombres y mujeres y relaciones intergeneracionales. La familia en el marco de la Constitución española. El desarrollo de actitudes no violentas en la convivencia diaria.
En Cuarto curso, Educación ético-cívica
- Reconocimiento de los sentimientos propios y ajenos, resolución dialogada y negociada de los conflictos.
- Inteligencia, sentimientos y emociones. Las relaciones interpersonales. Rechazo de la violencia como solución a los conflictos interpersonales.
- Habilidades y actitudes sociales para la convivencia. Respeto por la dignidad humana y los derechos fundamentales de las personas
- Dignidad de la persona, igualdad en libertad y diversidad.
- Causas y factores de la discriminación de las mujeres. Igualdad de derechos y de hecho.
- Alternativas a la discriminación. Prevención y protección integral de la violencia contra las mujeres.
Nuestra sociedad está cambiando pero, está claro que, es más difícil desaprender que aprender. En ello estamos.
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