31 de mayo de 2007

El futuro de nuestra juventud

El panorama al que se enfrentan nuestros jóvenes es realmente desalentador.

A pesar de estar ante una de las generaciones mas preparadas de la historia, una vez que acaban sus estudios se enfrentan a un mercado laboral en el que las profesiones mas demandadas son: trabajador agrícola, reponedor de hipermercado, albañil, empleado administrativo, peón de industria, camarero, cocinero, conductor de camión, dependiente de comercio y personal de limpieza. Triste, ¿verdad?.

El encontrar un empleo de calidad es prácticamente imposible. El 91,34% de los contratos que se hacen a los jóvenes son temporales. Sus salarios son de los mas bajos de toda España, con un salario medio de 9.687,21e al año para los menores de 25 años. Hay un abuso de los contratos por obra y servicio y en la gran mayoría de los casos se les contrata por una categoría profesional inferior a sus estudios, viéndose en muchas ocasiones obligados a hacer horas extras sin cobrar.

Este contraste provoca además una depreciación de los oficios más cualificados, viéndose superados (salarialmente) por muchos otros que no requieren de estudios.

Si unimos esta situación precaria a los elevados precios de la vivienda, la emancipación de esta es imposible. La edad para tener el primer hijo se pospone hasta una edad en que la fertilidad está muy reducida. Entramos en una espiral de baja natalidad que nos conduce a un futuro con más viejos que jóvenes. ¿Quién nos cuidará?, ¿De qué nos servirá la pensión?, es aquí donde el papel de la inmigración es esencial.

Tan solo el 3% de las viviendas construidas en el 2005 en la Región de Murcia eran de protección oficial, el precio medio de una vivienda de 80 m2 es de más de 180.000e. Nadie sabe donde están los pisos de 90m2 que miembros del Gobierno dicen que hay en nuestra región.

Todos, y especialmente nuestros gobernantes deben reflexionar y plantearse el modelo económico y social que están desarrollando. Un modelo que ha hecho que crezca mucho la economía, pero sólo la de unos pocos. Cuando el ladrillo empiece a flojear, la precariedad se convertirá en despidos, los sueldos se estancarán y los precios ¿bajarán?. Se nos ha hecho tarde para invertir en desarrollo y los trabajadores seremos, una vez más, los que pagaremos las consecuencias. Es necesario tomar medidas y además hacerlo con carácter urgente o llegaremos tarde, quizá aun estemos a tiempo.

Antonio López Baños es secretario general de la Unión General de Trabajadores Región de Murcia.

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