Que a Valcárcel no le interesa un acuerdo político en materia de agua está claro. Que el PP utilice el problema del agua en nuestra Región para sus intereses partidistas no es nada nuevo, lo viene haciendo durante mucho tiempo desde su incapacidad, suficientemente demostrada, para resolverlo durante los años que gobernó en España y los doce que gobierna en la Región.
Dadme y os daré agua!, dijo Aznar. Le dieron votos pero no trajo ni una sola gota de agua adicional al Trasvase Tajo-Segura en sus ocho años de gobierno, eso sí, endureció las normas de explotación de este trasvase al elevar el mínimo trasvasable a 240 Hm3. Cero inversiones en modernización de regadíos, ni una sola desalinizadora pusieron en marcha; grifos cerrados en 2003 a más de 20 municipios y más de 200.000 ciudadanos afectados por las restricciones. Sequía de actuaciones, sólo promesas a muy largo plazo e inviables, en resumen, ocho años desperdiciados.
Pero la última patraña partidista y quizás la más burda de las realizadas por el gobierno regional en materia de agua haya sido lo acontecido con la llamada Comisión del Pacto del Agua, una comisión que como su nombre indica fue, supuestamente, creada para el pacto y el acuerdo.
Un pacto posible, necesario, demandado por todos los representantes de instituciones y organizaciones agrarias, sociales y económicas que comparecieron en dicha comisión y a quienes queremos agradecer públicamente, desde el Partido Socialista, sus aportaciones a la misma. Un pacto que nos hubiera dado fuerza como Región y que Valcárcel y los suyos se han encargado de dinamitar cuando estábamos a punto de conseguirlo.
Habíamos puesto sobre la mesa muchas cosas que posibilitaban un acuerdo y sobre todo que establecían el marco necesario para resolver el déficit de agua de nuestra Región: la defensa del trasvase Tajo Segura como intocable; la necesidad de un pacto de Estado en materia de agua; la competencia estatal sobre las aguas que discurren por varias comunidades autónomas; el avance en desalinización, como recurso complementario al trasvase Tajo-Segura, y el desarrollo de una industria basada en I+D+i aplicada a la desalinización; un Plan Regional para el Uso Sostenible del Agua, garantizando el uso prioritario de la reutilización de las aguas depuradas para la agricultura; la conservación de los regadíos tradicionales; la necesidad ineludible de recursos externos a la cuenca del Segura, entre otras muchas propuestas.
Pero el PP no quería el pacto desde el principio, por eso tampoco, en esta ocasión, ha jugado limpio. Durante meses se ha desarrollado un trabajo intenso en la Comisión del Pacto del Agua, han comparecido numerosas organizaciones y expertos, y cuando estábamos a punto de fijar las conclusiones, a 24 horas del acuerdo, pusieron sobre la mesa lo que ni siquiera habían presentado en su documento inicial, el Trasvase del Ebro.
Un trasvase que ya no apoya ni Rajoy, que en Aragón ha dicho que su postura al respecto es la que se recoge en el Estatuto de esa Comunidad Autónoma. Un Estatuto que él y su grupo han votado y que fue respaldado por todos los presidentes de comunidades autónomas gobernadas por el PP, entre ellos, Valcárcel. Un Estatuto que contempla una reserva de más de 6.000 Hm3. para esa comunidad y que hace inviable, de facto, un hipotético trasvase del Ebro.
El PP no ha sido capaz de aprobar aquí lo mismo que aprobó en la comunidad valenciana y que posibilitó el acuerdo necesario entre PP y PSOE: «recoger como ineludibles los recursos externos a la cuenca». Camps lo hizo, apostó por el acuerdo y no por ello renunció a seguir reivindicando el trasvase del Ebro, cabía en esa propuesta, pero Valcárcel ha demostrado, una vez más, su estrechez de miras.
Valcárcel se lleva el honor de ser el único presidente que no es capaz de acordar ningún tema de interés general con la oposición, porque piensa que le da más rédito electoral el desacuerdo que el acuerdo, sobre todo en materia de agua, aunque eso vaya en contra de los intereses regionales. Esto si que es una verdadera traición.
A pesar del PP, en esta Región hay un pacto con los ciudadanos en materia de agua, el del compromiso del presidente Zapatero para resolver este importante problema, con inversiones que superan ya los mil millones de euros, y que nos garantizarán más de 400 Hm3. adicionales al trasvase Tajo-Segura; con agua procedente de las plantas desalinizadoras que ha hecho posible que en una situación de sequía extrema, como la que padecemos, el abastecimiento a la población, a la industria y al turismo esté garantizado, no como sucedió en 2003. Inversiones millonarias en modernización de regadíos, recursos procedentes de los bancos públicos del agua. Estos son los hechos que nos darán agua para siempre y no la demagogia del PP.
Teresa Rosique es diputada regional del PSRM.
Dadme y os daré agua!, dijo Aznar. Le dieron votos pero no trajo ni una sola gota de agua adicional al Trasvase Tajo-Segura en sus ocho años de gobierno, eso sí, endureció las normas de explotación de este trasvase al elevar el mínimo trasvasable a 240 Hm3. Cero inversiones en modernización de regadíos, ni una sola desalinizadora pusieron en marcha; grifos cerrados en 2003 a más de 20 municipios y más de 200.000 ciudadanos afectados por las restricciones. Sequía de actuaciones, sólo promesas a muy largo plazo e inviables, en resumen, ocho años desperdiciados.
Pero la última patraña partidista y quizás la más burda de las realizadas por el gobierno regional en materia de agua haya sido lo acontecido con la llamada Comisión del Pacto del Agua, una comisión que como su nombre indica fue, supuestamente, creada para el pacto y el acuerdo.
Un pacto posible, necesario, demandado por todos los representantes de instituciones y organizaciones agrarias, sociales y económicas que comparecieron en dicha comisión y a quienes queremos agradecer públicamente, desde el Partido Socialista, sus aportaciones a la misma. Un pacto que nos hubiera dado fuerza como Región y que Valcárcel y los suyos se han encargado de dinamitar cuando estábamos a punto de conseguirlo.
Habíamos puesto sobre la mesa muchas cosas que posibilitaban un acuerdo y sobre todo que establecían el marco necesario para resolver el déficit de agua de nuestra Región: la defensa del trasvase Tajo Segura como intocable; la necesidad de un pacto de Estado en materia de agua; la competencia estatal sobre las aguas que discurren por varias comunidades autónomas; el avance en desalinización, como recurso complementario al trasvase Tajo-Segura, y el desarrollo de una industria basada en I+D+i aplicada a la desalinización; un Plan Regional para el Uso Sostenible del Agua, garantizando el uso prioritario de la reutilización de las aguas depuradas para la agricultura; la conservación de los regadíos tradicionales; la necesidad ineludible de recursos externos a la cuenca del Segura, entre otras muchas propuestas.
Pero el PP no quería el pacto desde el principio, por eso tampoco, en esta ocasión, ha jugado limpio. Durante meses se ha desarrollado un trabajo intenso en la Comisión del Pacto del Agua, han comparecido numerosas organizaciones y expertos, y cuando estábamos a punto de fijar las conclusiones, a 24 horas del acuerdo, pusieron sobre la mesa lo que ni siquiera habían presentado en su documento inicial, el Trasvase del Ebro.
Un trasvase que ya no apoya ni Rajoy, que en Aragón ha dicho que su postura al respecto es la que se recoge en el Estatuto de esa Comunidad Autónoma. Un Estatuto que él y su grupo han votado y que fue respaldado por todos los presidentes de comunidades autónomas gobernadas por el PP, entre ellos, Valcárcel. Un Estatuto que contempla una reserva de más de 6.000 Hm3. para esa comunidad y que hace inviable, de facto, un hipotético trasvase del Ebro.
El PP no ha sido capaz de aprobar aquí lo mismo que aprobó en la comunidad valenciana y que posibilitó el acuerdo necesario entre PP y PSOE: «recoger como ineludibles los recursos externos a la cuenca». Camps lo hizo, apostó por el acuerdo y no por ello renunció a seguir reivindicando el trasvase del Ebro, cabía en esa propuesta, pero Valcárcel ha demostrado, una vez más, su estrechez de miras.
Valcárcel se lleva el honor de ser el único presidente que no es capaz de acordar ningún tema de interés general con la oposición, porque piensa que le da más rédito electoral el desacuerdo que el acuerdo, sobre todo en materia de agua, aunque eso vaya en contra de los intereses regionales. Esto si que es una verdadera traición.
A pesar del PP, en esta Región hay un pacto con los ciudadanos en materia de agua, el del compromiso del presidente Zapatero para resolver este importante problema, con inversiones que superan ya los mil millones de euros, y que nos garantizarán más de 400 Hm3. adicionales al trasvase Tajo-Segura; con agua procedente de las plantas desalinizadoras que ha hecho posible que en una situación de sequía extrema, como la que padecemos, el abastecimiento a la población, a la industria y al turismo esté garantizado, no como sucedió en 2003. Inversiones millonarias en modernización de regadíos, recursos procedentes de los bancos públicos del agua. Estos son los hechos que nos darán agua para siempre y no la demagogia del PP.
Teresa Rosique es diputada regional del PSRM.
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