Consideró entonces “irrelevante” que esta “huelga de hambre sea un instrumento de presión, si se quiere de chantaje”, ya que “nunca, en ningún caso, bajo ninguna excusa, pretexto o circunstancia, puede un ser humano violentar la dignidad de otro hasta el extremo de amarrar lo que ya es poco más que un esqueleto a un somier para mantenerle artificialmente vivo”.
Antes de continuar con las argumentaciones de Pedro J. en 1990, volvamos la vista a la Carta del Director publicada este domingo en El Mundo. En ella el periodista aseguró que Zapatero había “picado como un pardillo en el anzuelo de este caníbal inmisericorde”, en referencia a De Juana Chaos, mientras el editorial del diario mantuvo que había “cedido ante un chantajista”.
Ahora ya no importan los derechos humanos, sino la estrategia electoral que favorezca al PP a costa de perder credibilidad ante los lectores con memoria.
En 1990, Pedro J. Ramírez, haciendo referencia al preso de los GRAPO que mantenía una huelga de hambre, aseguró: “Si este equipo ministerial, nominalmente de izquierdas, es capaz de sentir aún un mínimo de compasión ante el drama de quien camina hacia la muerte como última protesta al servicio de su causa perdida, debe pasar cuanto antes a la acción. No se trata de ceder a las pretensiones de los GRAPO, sino de buscar una salida humanitaria que reemplace a esas terribles ligaduras”.
Tal y como informa el blog de Felipe, 192 muertos, 192 mentiras, que recoge la bitácora política de Nacho Escolar, El Mundo publicó en 1990 las fotos del preso del GRAPO Fernando Fernández, en huelga de hambre, tomadas en condiciones similares a las que publicó el diario The Times el pasado 5 de febrero. Pedro J. defendió su divulgación alegando que serviría para “golpear la conciencia del gobierno”. Calificó de “moralmente inaceptable que en nuestro país, en la España democrática, civilizada y desarrollada del fin del milenio, se pueda tratar a un ser humano de la forma en que denuncia esa fotografía”.
Este pasado domingo Pedro J. afirmó que “Zapatero ha pasado por taquilla, ha pagado por primera vez en la historia de la democracia un precio político a ETA con luz y taquígrafos y ha comprado su entrada para tener derecho a asistir como espectador privilegiado a la siguiente fase del ciclo revolucionario vasco”. Aludiendo a Carlota Corday, la revolucionaria francesa que dio muerte a Marat, aseguró que ahora no se iría a comprar un cuchillo, sino “afiliarse al Partido Popular y ofrecerse como voluntaria para pegar esos carteles que durante la campaña electoral habrán de recordar lo que hizo De Juana y lo que ha hecho Zapatero”.
Cada cual que saque sus propias conclusiones de la actitud cínica e hipócrita de la derecha y de sus acólitos. Mienten, mienten y mienten y, usan sin pudor alguno, "el todo vale". Desvergonzados.
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