31 de marzo de 2007

El notario Piñar da fe de una verdad que a Rajoy le enoja: el PP está en la derecha extrema

La profesión de Blas Piñar es la de notario. Ahora, el veterano líder de la ultraderecha, defensor radical de la doctrina fascista a la española de José Antonio Primo de Rivera, acaba de dar fe de una verdad que a Mariano Rajoy le enoja hasta el extremo de que esa verdad le llevó a decretar el boicot contra el Grupo Prisa. Más allá de matices, Jesús de Polanco tiene razón en su descripción del PP, un partido que se halla demasiado lejos de lo que se entiende como “derecha moderna, laica y democrática”.
Es decir, esa derecha civilizada equiparable, por ejemplo, a la derecha francesa (que procura no mezclarse ni de broma con el lepenismo) la derecha alemana o los conservadores británicos. Y no sólo tiene razón él, sino que la mayoría de ciudadanos están convencidos de la inquietante deriva del PP hacia la derecha extrema y el pasado franquista.

Cerca de la estación término
Aunque también se rasgaran las vestiduras los dirigentes genoveses ante unas recientes palabras del fiscal general del Estado, no se equivocaba Conde Pumpido -el otro día en RNE- al subrayar connivencias de los populares con los falangistas. Aquel inacabado viaje al centro –con el que algunos pretendieron embaucar a los ingenuos- ha terminado por ser un viaje por el túnel del tiempo. En este caso, y salvo enérgicas y perentorias rectificaciones, este viaje se encuentra cada vez más cerca de la estación término.

Revista mensual
Piñar –como ha informado en exclusiva elplural.com- ha expresado emocionados elogios a la manifestación del día 10 de marzo, promovida directamente por el PP. Su artículo apareció en la revista mensual Fuerza Nueva, cuya portada era un homenaje patriótico a esa manifestación. Confirma Piñar que gentes de Alternativa Española, principal grupo de la extrema derecha -en el que se integró FN- acudieron a la marcha.

Multitud de banderas
El antiguo jefe ultramontano celebra en su escrito la multitud de banderas españolas, se queja de que el servicio de orden impidiera o dificultara al máximo las banderas del Régimen de Franco y levita con el himno nacional y con las voces que entonaron la letra del escritor y poeta monárquico/franquista José María Pemán. El grito de Rajoy de “¡Viva España!”, al final de su discurso, le pareció a Piñar maravilloso. Fue, en efecto, un grito repleto de resonancias y nostalgias de la dictadura.

Tendencia generalizada
Otra mentira del PP ha sido, pues, desmontada.
Hasta en su manifestación -organizada sin intermediarios- hubo un contingente no desdeñable de falangistas y admiradores del Caudillo que, a pesar de las diferencias que mantienen con el PP, se sintieron cómodos y felices esa tarde en la plaza de Colón. El maquillaje de las banderas, intentando que sólo se desplegaran las constitucionales, ratifica, por otra parte, la tendencia generalizada de la derecha al disimulo y a la hipocresía. Creyeron que ocultando en esta ocasión las enseñas con el aguilucho, las de la Falange y alguna que otra del Requeté, la opinión pública mayoritaria se tragaría la bola y pensaría que Rajoy reiniciaba su excursión al centro.

El retrato actual
Ya puede la mona vestirse de seda que no por ello deja de serlo. Hay cosas que se ven aun con los ojos cerrados, que se intuyen, que las captan hasta los niños. Añádanse para completar el retrato actual del PP sucesos recientes como el acoso con perfiles totalitarios a Prisa o el numerito de Díaz de Mera, director general de la Policía con Aznar y Acebes, osado personaje que se atreve a propalar la sospecha de que en el 11-M hay ETA y probablemente PSOE encerrados.

Y la santa compaña
Lo hace -entre el regocijo de la COPE, El Mundo y su santa compaña- careciendo como carece no ya de pruebas irrefutables, sino al menos de indicios racionales. Pero no importa si existe o no el informe de marras. Ese no es el problema de fondo. El problema de fondo es que Díaz de Mera se dedica al nauseabundo oficio de inquisidor, cuyo ejercicio se basa en acusar y condenar sin pruebas.
Todo esto, Sr. Rajoy, no es franquismo sociológico; es franquismo puro y duro. A ver si se va enterando.
elplural.com

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