Aznar denunció el pasado miércoles “la alergia de la izquierda a la Historia de España, el himno y la bandera”. Con el simplismo que le caracteriza, el ex presidente del Gobierno señaló que “ni en Estados Unidos, ni en el Reino Unido, ni en Alemania, ni en Francia, ni en ningún país normal sufren esa alergia que padece aquí la izquierda”.
¿Le parece normal a Aznar que el 23 de febrero de 1981 España sufriera un golpe de Estado militar, propiciado por una parte de la derecha sociológica? No recuerdo que un fenómeno tan monstruoso como ése se haya producido en ninguno de los países mencionados por el ex jefe de la derecha española. Y menos en esa época.
El 18 de julio del 36
¿Le parece normal a Aznar que en España, el 18 de julio de 1936, también los militares -amparados por la oligarquía económica, los terratenientes y la mayoría de jerarcas de la Iglesia católica- se sublevaran contra la legalidad vigente, que era la de la II República, lo que desembocó en una cruenta guerra civil de tres años y en casi cuarenta de férrea dictadura?
Un falangista “auténtico”
Sería comprensible, en todo caso, que el Régimen franquista le pareciera normal a Aznar. Esa normalidad impregnó su infancia, su adolescencia, su juventud y hasta su madurez. De jovencito, era falangista “auténtico”, según él mismo reveló en una carta al director publicada el año 1969 en la revista SP, de orientación joseantoniana.
Nostalgia y alarma
Siendo Aznar, a finales de la década de los setenta, el número uno de Alianza Popular en La Rioja, escribió varios artículos en la prensa local cuyos contenidos pueden resumirse así: nostalgia de la dictadura y alarma máxima ante la Constitución democrática y, más aún, ante su Título Octavo, el referido a las autonomías.
Sin pedigrí democrático
No ha habido en ninguno de los países que Aznar califica de normales un solo líder de la derecha que –derrotado el fascismo y el nazismo- llegara al Gobierno con un pedigrí tan escasamente democrático como el de Aznar. Ni en Estados Unidos, ni en el Reino Unido, ni en Alemania, ni en Francia. Tanto en Francia como en Estados Unidos sí hubo dos generales que alcanzaron la presidencia.
Dos generales antifascistas
Fueron el general de Gaulle y el general Eisenhower. Los dos lucharon, cada uno con responsabilidades distintas, contra Hitler y Mussolini. Alcanzaron la presidencia gracias a los votos. Franco, amigo de los dos monstruosos tiranos, gobernó gracias a las armas y a una represión feroz de casi cuatro décadas.
Los fundadores de AP
Alianza Popular, AP –desde 1990 PP-, fue fundada por ministros y altos cargos de Franco, capitaneados por Fraga Iribarne, el hombre que designó, por cierto, a Aznar como sucesor suyo. Que diga Aznar en voz alta qué dirigente de la derecha norteamericana, británica, alemana o francesa ha llegado a gobernar -desde 1945 acá en el caso francés y alemán-, arrastrando la estela ideológica procedente del fascismo made in Spain que arrastra él.
Burjassot
¿Le parece normal a Aznar que su partido se niegue a condenar, por ejemplo, al general Queipo de Llano, que fue un asesino compulsivo, como bien saben en Sevilla y en toda Andalucía? Este hecho acaba de pasar hace unos días tan sólo en Burjassot. ¿Le parece normal que su partido siga castigando a Unamuno, como sucedió recientemente en Salamanca? Quizás a Aznar todo esto le pilló distraído, escuchando la COPE de su amigo Losantos, leyendo The Times de su amigo Murdoch o El Mundo de su amigo Ramírez, el mismo que le dijo que “España no está para remilgos y no puede prescindir de tu valía”.
El apóstol de la guerra
¿Es normal que la derecha española siga suspirando por Aznar, el presidente que se convirtió en fervoroso apóstol de la guerra de Irak, en contra de la opinión de la inmensa mayoría de los españoles? Ese presidente mintió gravísimamente del 11 al 14 de marzo de 2004 y aún no ha rectificado. Es más, alimenta la falsedad, y la esparce siempre que lo cree oportuno, de que sí pudo participar en la masacre ETA y hasta el propio Zapatero?
¿Le parece normal a Aznar que el 23 de febrero de 1981 España sufriera un golpe de Estado militar, propiciado por una parte de la derecha sociológica? No recuerdo que un fenómeno tan monstruoso como ése se haya producido en ninguno de los países mencionados por el ex jefe de la derecha española. Y menos en esa época.
El 18 de julio del 36
¿Le parece normal a Aznar que en España, el 18 de julio de 1936, también los militares -amparados por la oligarquía económica, los terratenientes y la mayoría de jerarcas de la Iglesia católica- se sublevaran contra la legalidad vigente, que era la de la II República, lo que desembocó en una cruenta guerra civil de tres años y en casi cuarenta de férrea dictadura?
Un falangista “auténtico”
Sería comprensible, en todo caso, que el Régimen franquista le pareciera normal a Aznar. Esa normalidad impregnó su infancia, su adolescencia, su juventud y hasta su madurez. De jovencito, era falangista “auténtico”, según él mismo reveló en una carta al director publicada el año 1969 en la revista SP, de orientación joseantoniana.
Nostalgia y alarma
Siendo Aznar, a finales de la década de los setenta, el número uno de Alianza Popular en La Rioja, escribió varios artículos en la prensa local cuyos contenidos pueden resumirse así: nostalgia de la dictadura y alarma máxima ante la Constitución democrática y, más aún, ante su Título Octavo, el referido a las autonomías.
Sin pedigrí democrático
No ha habido en ninguno de los países que Aznar califica de normales un solo líder de la derecha que –derrotado el fascismo y el nazismo- llegara al Gobierno con un pedigrí tan escasamente democrático como el de Aznar. Ni en Estados Unidos, ni en el Reino Unido, ni en Alemania, ni en Francia. Tanto en Francia como en Estados Unidos sí hubo dos generales que alcanzaron la presidencia.
Dos generales antifascistas
Fueron el general de Gaulle y el general Eisenhower. Los dos lucharon, cada uno con responsabilidades distintas, contra Hitler y Mussolini. Alcanzaron la presidencia gracias a los votos. Franco, amigo de los dos monstruosos tiranos, gobernó gracias a las armas y a una represión feroz de casi cuatro décadas.
Los fundadores de AP
Alianza Popular, AP –desde 1990 PP-, fue fundada por ministros y altos cargos de Franco, capitaneados por Fraga Iribarne, el hombre que designó, por cierto, a Aznar como sucesor suyo. Que diga Aznar en voz alta qué dirigente de la derecha norteamericana, británica, alemana o francesa ha llegado a gobernar -desde 1945 acá en el caso francés y alemán-, arrastrando la estela ideológica procedente del fascismo made in Spain que arrastra él.
Burjassot
¿Le parece normal a Aznar que su partido se niegue a condenar, por ejemplo, al general Queipo de Llano, que fue un asesino compulsivo, como bien saben en Sevilla y en toda Andalucía? Este hecho acaba de pasar hace unos días tan sólo en Burjassot. ¿Le parece normal que su partido siga castigando a Unamuno, como sucedió recientemente en Salamanca? Quizás a Aznar todo esto le pilló distraído, escuchando la COPE de su amigo Losantos, leyendo The Times de su amigo Murdoch o El Mundo de su amigo Ramírez, el mismo que le dijo que “España no está para remilgos y no puede prescindir de tu valía”.
El apóstol de la guerra
¿Es normal que la derecha española siga suspirando por Aznar, el presidente que se convirtió en fervoroso apóstol de la guerra de Irak, en contra de la opinión de la inmensa mayoría de los españoles? Ese presidente mintió gravísimamente del 11 al 14 de marzo de 2004 y aún no ha rectificado. Es más, alimenta la falsedad, y la esparce siempre que lo cree oportuno, de que sí pudo participar en la masacre ETA y hasta el propio Zapatero?
¿Le parece normal tal comportamiento, Sr. Aznar?
Enriq Sopena
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