Mohamed Erraji, de 32 años, residente en Agadir, está viviendo lo que describe como "la peor experiencia" de su vida por publicar, el 1 de septiembre, un artículo en el que critica las dádivas que Mohamed VI reparte entre sus súbitos con motivo de sus desplazamientos.
Dos días después de colgarlo, la policía acudió al modesto hamman en el que trabaja como cajero. El 4 y 5 de septiembre fue interrogado durante horas en la comisaría principal de Agadir mientras su vivienda era registrada y sus libros y material informático incautados.
Al tercer día, ingresó en prisión "en una celda de 35 metros cuadrados compartida con medio centenar de presos comunes", recuerda durante una conversación telefónica. "Había ratas, insectos, guarrería y olores pestilentes".
La reflexión de Erraji fue inspirada por la lectura de una noticia publicada por el diario Al Jarida al Oula. El monarca había concedido una licencia para conducir un taxi a un guardia de tráfico con el que se cruzó cuando conducía su coche acompañado por su hijo de cinco años. El monarca preguntó al príncipe Hassan si, de mayor, quería ser policía y antes de que el niño contestase el agente exclamó que debía "acceder al trono de sus gloriosos antepasados". De ahí el premio.
"El rey no puede otorgar estas dádivas (...) sin control ni supervisión a cualquiera que le elogie", escribió el bloguero. "Así se crea un ejército de cortesanos que, en lugar de ganarse la vida con el sudor de su frente, lo hace proclamando alabanzas poco creíbles". "No necesitamos a alguien que tenga piedad de nosotros sino que garantice el reparto equitativo de la riqueza", concluía.
La justicia marroquí es a veces muy rápida. Erraji fue condenado una semana después de la publicación a dos años de cárcel y a 450 euros de multa por "faltar al respeto" al rey. El juicio duró cinco minutos y el inculpado no pudo disponer de un abogado.
Después vino la movilización de una sociedad civil marroquí cada vez más dinámica. Asociaciones de defensa de los derechos humanos, colectivos de abogados, blogueros y la prensa denunciaron al unísono un atropello a la libertad de expresión. La tribuna de Erraji fue reproducida en decenas de webs, traducida, etcétera.
La justicia dio marcha atrás. El bloguero fue puesto en libertad el 11 de septiembre, y mañana otro tribunal se pronunciará sobre el recurso que presentaron sus abogados, ahora ya muy numerosos. Todo indica que la nueva sentencia será clemente.
La historia recuerda a la que Fouad Mourtada, un informático condenado en febrero a tres años de cárcel por crear en Facebook un falso perfil de Moulay Rachid, el hermano del rey. El revuelo mediático incitó probablemente a Mohamed VI a indultarle 43 días después de su detención.
Pese al mal rato que pasó, Erraji no dudaría en reescribir su artículo. "No hice nada malo", insiste. "No insulté a nadie". "De toda esta historia he aprendido algo: la libertad de expresión no está aún garantizada".
elpais.es
2 comentarios:
VIVA LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES.
Desde luego el amigo mojamé se comporta como si Marruecos fuera su finca. Hace y deshace a su entera voluntad.
El caso es que los europeos somos cómplices de esa tiranía. No deberíamos tener relaciones ni diplomáticas ni económicas con países que no respeten los derechos humanos.
Hipócritas es lo que somos los europeos.
:-(
Un saludo, Antonio.
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