25 de enero de 2008

Fraga anheló el asesinato de González para hacerse con el poder

Quien se presenta ahora como la moderación dentro del PP, Manuel Fraga, planteó durante su presidencia de Alianza Popular (AP)la posibilidad de que si la banda terrorista ETA asesinase a Felipe González, entonces presidente del Gobierno, dejaría el paso libre para que la derecha tomase el poder. Así lo pone de manifiesto Jorge Vestrynge, antiguo secretario General de AP, en Memorias de un maldito, en las que narra entre otras muchas cuestiones cómo “se me quedó la boca seca” cuando escuchó a Fraga plantear el magnicidio que supondría la toma del poder por parte de la derecha.

“Es evidente que no va a haber otra ocasión de ganar unas elecciones generales de aquí a cuatro años. Estos señores (el PSOE de Felipe González) tienen mayoría suficiente y no cabe adelanto de elecciones”. Ésta es la conclusión a la que llegó Fraga durante una reunión de Alianza Popular en julio de 1986. Ante la imposibilidad de que su partido obtuviese el poder en poco tiempo, Fraga planteó en presencia de Verstrynge varias posibilidades catastróficas para España.

ETA y Felipe
La más destacada de ellas, promover el asesinato de Felipe González. Fraga pensaba, matizando que “no lo deseo”, que si un atentado de ETA contra González tuviera éxito, automáticamente se tendría que poner en marcha un Gobierno de Concentración Nacional. Y en ese Gobierno, convocado por el Rey, Fraga exigiría para AP la vicepresidencia, así como las carteras de Defensa, Interior y Justicia.

Ceuta y Melilla
Pero, tal y como recoge Vestrynge en sus memorias, ésta no era la única posibilidad que se planteó Fraga para tomar el poder a través de un Gobierno de Concentración Nacional. “La primera hipótesis”, explicó Fraga durante la reunión de 1986, “es que el rey Hassan dé un golpe de mano contra Ceuta y Melilla, o contra una de las dos, probablemente Melilla”.

Levantamiento militar
El gallego se reservaba todavía otra posibilidad “con ocasión de algún levantamiento militar”. Ante estos planteamientos Vestrynge confiesa en sus memorias que Fraga notó su reticencia a mostrarse favorable a semejantes estrategias, pero aún así el entonces líder de AP le espetó: “Usted ha estado bastantes años en la comisión de Defensa y sabe que la cuestión de las retribuciones tiene nervioso al estamento. En el caso de que ese enfado vaya a más, para evitar que los ruidos de sables aumenten, habrá que ir a un Gobierno de Concentración Nacional”.

Un vuelco
“Mi mundo había dado un vuelco”, sostiene Vestrynge en sus memorias tras narrar el episodio. “Estaba ante un hombre que, en su desesperación por llegar al poder, estaba dispuesto a aprovechar cualquier situación, incluso la golpista, para apalancar su posición. Un hombre que ante la negativa de las urnas a darle lo que deseaba, comenzaba a buscar alternativas no exactamente democráticas, o ponía esperanzas en un magnicidio”.

elplural.com


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