Los tiempos cambian, las personas también, pero hay cosas que nunca lo hacen. Pueden cambiar en las formas, pero no en el fondo. Y así ocurre en este caso particular, que estoy seguro de que no es único. Cuando hablamos de persecución político-laboral, a todos nos pueden venir a la cabeza tiempos pasados donde incluso se mataba a la gente por no ser de las mismas ideas, pero hoy en día esto no es así aunque siga existiendo dicha persecución.
Hoy se utilizan técnicas más estudiadas, más silenciosas, más disimuladas, en definitiva, muy discretas, para que la gente, ignorante de esta persecución, no llegue a detectarla, o incluso llegue a pensar todo lo contrario.
Cuatro años dura ya esta lucha, una lucha donde unos atacan y otros se defienden. Una lucha en la que, para que no haya testigos, los que se autoconsideran, porque quieren, tus «enemigos» te llegan, incluso, a dar palmaditas en la espalda en público y a pregonar lo mucho que te aprecian. Mientras que en sus órganos de gobierno estudian cómo hacer que bajes la guardia, o echan mano de temas personales, en los que saben que eres débil, para confiarte y asestarte otro golpe, esta vez, con firma de la Alcaldía, como en el caso de mi madre, Ana Maria Molina López.
Debe ser que estas personas ignoran que ni los votos, ni nada en este país, da derecho ni legitimidad, a que hagan persecución y acoso por razones de discrepancia política. Es muy triste ver cómo para ellos dejas de ser persona, trabajador, amigo, madre, padre, compañero, y toda cosa que pueda crear algún vinculo afectivo, para convertirte en un simple enemigo, al que hay que tratar de hundir en todos los ámbitos: laboral, profesional y si pueden de rebote, también el personal.
Aunque lo que probablemente ignoran, es que este tipo de agresiones a más de uno también nos confirman en nuestros ideales morales y éticos, en base a los cuales, no deseamos que para ellos nadie quiera ni pretenda lo mismo que ellos llevan haciendo con mi madre desde que llegaron al poder.
Me niego a aceptar que la política se convierta en algo tan despreciable e indigno.
Rafael Oñate Molina
Secretario General de JJ.SS. de Cehegín
2 comentarios:
Cuando se entra en el terreno personal es que hay algo mas, llamese, envidia, celos, miedo.
como entro tu madre, al puesto, que metodo selectivo se utilizo.
Lo digo pk se pondra por parte de algun facha en duda el proceso, por la relacion contigo, con tu padre, con pedro abellan. Seguro que esta todo claro, pk antes si se hacian las cosas bien, pero me gustaria que se digeras antes de que salten las dudas. Me lo podias aclarar Rafa o karlos.
saludos a tod@s
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