Pero, mira por donde, resulta que coincidiendo con el fugaz saludo en los pasillos de la ONU entre Zapatero y Bush, hemos conocido de los prolongados y reservados encuentros en el rancho tejano de Crawford entre el entonces presidente Aznar y su admirado George W. Bush. Aquellas entrevistas, recuerdan, con los pies en la mesa y acento tex-mex a la salida. La ONU, por el forro Entrevistas, por cierto, donde el inquilino de la Casa Blanca hizo partícipe a Aznar de sus ilegítimos e ilegales propósitos respecto a Irak, confesó su determinación de pasarse las resoluciones de la ONU por la entrepierna y escuchó del sumiso Aznar adhesión inquebrantable y súplica vergonzante para que “nos ayudéis con nuestra opinión pública”.
Todos lo sabíamos Lo que siempre se intuyó, ahora sale a la luz pública. Frente al mostachudo solícito e indigno, que aún siendo consciente del rechazo mayoritario de los españoles a la guerra, se ponía a los pies de Bush y reclamaba su apoyo, preferimos un Zapatero que defiende la dignidad nacional al tomar distancia del irresponsable Bush, al tiempo que se reafirma en la legitimidad y rectitud de su decisión de retirar las tropas y condenar el unilateralismo que hace tabla rasa de la Carta de la ONU.
V.H.
elplural.com
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