Una nueva enfermedad es identificada cada año en el mundo.
Actualmente se conocen cuarenta nuevas dolencias infecciosas, inéditas con anterioridad a los años 70 y que pueden propagarse, además, a una extraordinaria velocidad por las enormes posibilidades de desplazamiento de que dispone la ciudadanía, lo que incrementa el riesgo de pandemias internacionales.
Ésta es la constatación del último informe de la Organización Mundial de la Salud, titulado significativamente Un porvenir más seguro.
El documento avisa de la degradación en la protección sanitaria provocada por el aumento de la población, el urbanismo incontrolado o la agricultura intensiva, que se ve agravada por la evolución de los micro-organismos y la resistencia de los virus a antibióticos y otros fármacos.
Es posible que el estudio despierte una cierta sensación de incredulidad o que su globalidad, como ha señalado el Gobierno, cuestione la repercusión concreta de sus advertencias. Pero la OMS sitúa a la comunidad internacional ante los nuevos peligros del siglo XXI, cuya desatención podría perjudicar gravemente al desarrollo económico y la seguridad del planeta.
Los precedentes en la extensión de enfermedades infecciosas demuestran la vulnerabilidad de los sistemas sanitarios, especialmente en los países más desfavorecidos, y exige concebir la prevención no sólo como un objetivo nacional, sino como el fruto de la colaboración transfronteriza. Lo que implica que las autoridades de cada estado y de los organismos internacionales han de promover un activo y constante intercambio de conocimientos, tecnologías y material biológico.
La inquietante reaparición en los últimos años del cólera y de la fiebre amarilla, que junto con el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave, la gripe aviar y el virus del Ébola se han transformado en las grandes amenazas para la seguridad sanitaria mundial, ensancha nuestra distancia con las áreas del planeta más desprotegidas y obliga a un mayor compromiso de cooperación por parte los estados desarrollados. Junto a ello, resulta preocupante que el 50% de las emergencias sanitarias recibidas por la OMS en los últimos años lo fueran a través de los medios de comunicación y no de las autoridades correspondientes.
La prevención de pandemias hace perentorio que sus 193 miembros cumplan el Reglamento Sanitario Internacional, que determina los protocolos de notificación y evaluación de alertas sobre la salud.
laverdad.es
Actualmente se conocen cuarenta nuevas dolencias infecciosas, inéditas con anterioridad a los años 70 y que pueden propagarse, además, a una extraordinaria velocidad por las enormes posibilidades de desplazamiento de que dispone la ciudadanía, lo que incrementa el riesgo de pandemias internacionales.
Ésta es la constatación del último informe de la Organización Mundial de la Salud, titulado significativamente Un porvenir más seguro.
El documento avisa de la degradación en la protección sanitaria provocada por el aumento de la población, el urbanismo incontrolado o la agricultura intensiva, que se ve agravada por la evolución de los micro-organismos y la resistencia de los virus a antibióticos y otros fármacos.
Es posible que el estudio despierte una cierta sensación de incredulidad o que su globalidad, como ha señalado el Gobierno, cuestione la repercusión concreta de sus advertencias. Pero la OMS sitúa a la comunidad internacional ante los nuevos peligros del siglo XXI, cuya desatención podría perjudicar gravemente al desarrollo económico y la seguridad del planeta.
Los precedentes en la extensión de enfermedades infecciosas demuestran la vulnerabilidad de los sistemas sanitarios, especialmente en los países más desfavorecidos, y exige concebir la prevención no sólo como un objetivo nacional, sino como el fruto de la colaboración transfronteriza. Lo que implica que las autoridades de cada estado y de los organismos internacionales han de promover un activo y constante intercambio de conocimientos, tecnologías y material biológico.
La inquietante reaparición en los últimos años del cólera y de la fiebre amarilla, que junto con el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave, la gripe aviar y el virus del Ébola se han transformado en las grandes amenazas para la seguridad sanitaria mundial, ensancha nuestra distancia con las áreas del planeta más desprotegidas y obliga a un mayor compromiso de cooperación por parte los estados desarrollados. Junto a ello, resulta preocupante que el 50% de las emergencias sanitarias recibidas por la OMS en los últimos años lo fueran a través de los medios de comunicación y no de las autoridades correspondientes.
La prevención de pandemias hace perentorio que sus 193 miembros cumplan el Reglamento Sanitario Internacional, que determina los protocolos de notificación y evaluación de alertas sobre la salud.
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