El Gobierno del PP dio luz verde en agosto de 2002 al Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) a pesar de la existencia de informes que advertían que se trataba de una clonación de Batasuna.Según un informe elaborado por la Dirección General de Política Interior había sospechas razonables de que el nuevo partido podía ser una “ficción legal” de Batasuna. Este documento estaba basado en otros informes policiales que describían a EHAK como corriente interna de Batasuna. Esta Dirección, a cuyo frente estaba entonces José Ramón Ónega, emitió un dictamen contrario a la inscripción del nuevo partido basado en tres razones: la similitud de siglas con Euskal Herritarrok (EH); la estructura del partido es idéntica a la de KAS; y entre los fines de la nueva formación figura la desaparición del Estado.
Sin embargo, la Fiscalía general del Estado emitió un informe el 25 de septiembre asegurando qúe no había incidios racionales de "licititud penal". Pocos días después, Interior inscribió en el registro de partido al PCTV-EHAK. Ocupaba entonces la cartera de Interior Ángel Acebes, el subsecretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, y la subsecretaria, María Dolores de Cospedal.
La actitud del Gobierno de Aznar entonces contrasta con la del Ejecutivo actual en relación a la nueva marca de Batasuna que la izquierda abertzale ha pretendido legalizar. El mismo día del registro en Interior del nuevo partido, Aberzale Sozialisten Batasuna (ABS), el Ministerio del Interior remitió la documentación a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado porque advirtió indicios de ilegalidad.
Posteriormente, la Fiscalía y la Abogacía del Estado han presentado ante la sala del 61 del Tribunal Supremo una demanda de ilegalización contra ASB en aplicación de la Ley de Partidos.
elplural.com
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