14 de abril de 2007

14 de Abril

Tenían puestas sus ilusiones en un próspero futuro; aquel radiante 14 de abril, de 1931, una nueva dimensión histórica cubría de esperanza a nuestro maltrecho país. Lo primero que había que afrontar era la incultura, se trataba de atajar los paupérrimos índices de alfabetización que asolaban a la sociedad española de principios del siglo xx. Todo fue una, proclamarse la II República y ponerse en marcha variados e ingentes programas que viniesen a paliar esa lacra histórica. Los maestros empezaron a cobrar el protagonismo que la Historia les negaba, su quehacer, sobre todo en el medio rural, adquirió tintes de proeza y heroísmo, los ciudadanos tomaban conciencia de tan excelsa labor. Labor que no se reducía a la docencia, participaban de lleno en la concreción de otros proyectos culturales, codo con codo, con otra serie de personas, del mundo de la Cultura, que habiendo adivinado el amplio horizonte puesto a su disposición con la llegada de la República, trataban de hacer valer sus proyectos y sueños, impensables en épocas no muy lejanas a aquellos primeros años 30.

Puesta en marcha de Bibliotecas y hacer llegar el Teatro a los más recónditos lugares, fueron dos de las apuestas que con mayor ahínco se fueron desarrollando. Y no sólo la educación y la cultura protagonizaron esos primeros momentos de emoción contenida, también la reforma agraria o el sufragio universal, abanderaban el devenir de un país que retaba a la Historia en un ambiente que siempre le fue muy hostil, por parte de los poderes fácticos, a la hora de dar rienda suelta a un principio básico, el cual, aún en la Historia reciente, a los españoles nos cuesta horrores asumir, como es el derecho fundamental de todo ser humano a nacer libre y desarrollar una vida en libertad. No fue casualidad que, desde su nacimiento, a la II República se le practicase la estrategia del acoso y derribo, sus verdugos, aquellos que finalmente enterraron todas las ilusiones de nuestro pueblo, el pueblo español, sabían donde había que incidir para cortar de cuajo toda esperanza de futuro. Para la ocasión, tenían preparado un macabro plan que acabó con cientos de miles de muertos, más de 30000 desaparecidos, miles de exiliados, y cuarenta años de injusticia, miedo, persecución y falta absoluta de libertad.

Murió el verdugo, el dictador, sus secuaces no pudieron evitar los cambios que España sufriría desde ese momento, proceso de cambio que no se acordó, que abandonó al olvido a los compatriotas que dejaron su juventud defendiendo la legalidad republicana, defendiendo la libertad que tanto había costado a nuestro pueblo conseguir. Al cabo de los años, tímidamente, se puso en marcha un intento de recuperar la memoria histórica, de dignificar el nombre de miles de españoles muertos por defender nuestro futuro, arrojados muchos de ellos en fosas comunes, de las cuales, en los últimos años, se ha ido teniendo conocimiento de su existencia, y no porque no se supiera, ya que en todos los rincones de nuestro país, allí donde los genocidas descargaron sus armas, siempre había alguien que sabía exactamente el lugar de tales fosas. Durante años ha existido una prohibición expresa de poder exhumar los cuerpos allí presentes. Con la reciente aprobación de la ley para la Recuperación de la Memoria Histórica, ese infame escollo ha quedado relegado. Pero no sólo la dignidad de estas personas, asesinadas y hechas desaparecer en semejante ultraje, podrá resplandecer con la citada ley, también la de miles de compatriotas exiliados que, por no tener, hasta no hace mucho tiempo, no tenían derecho ni a una pensión. ¡Cuanta ingratitud, cuanta desmemoria intencionada por los secuaces, por los hijos y nietos de esos secuaces, que hasta el último momento han estado pugnando en un intento de que esa ley no saliese adelante!.

Hoy es 14 de abril, hermosa fecha que me llena de orgullo, que me hace sentir patriota, que renueva cada año, en positivo, mi amor por España. No dejemos a los sempiternos manipuladores de voluntades que sigan apropiándose de tan hermoso concepto, la memoria de nuestros compatriotas caídos por defender la Libertad, que a nuestros abuelos costó tanto sufrimiento conseguir, no merece seguir enterrándola cada vez que permitimos que hagan uso de tan hermosa palabra, España, sin mandarles callar inmediatamente. Porque hablar de España, es hablar de ciudadanos que aman la cultura, que aprecian la Educación Pública como única vía para el desarrollo de nuestro pueblo, como única vía para la tolerancia, para erradicar la intransigencia, para erradicar la mentira que sólo se sostiene en ambientes de incultura, donde la manipulación de desaprensivos sin escrúpulos está horadando la solidez de nuestras estructuras democráticas y de nuestras instituciones. Estos hijos y nietos de aquellos secuaces del dictador, no han aprendido nada, no les interesa; caldos de cultivo como el de la Región de Murcia, con los índices más bajos en los niveles culturales y educativos de toda España, facilitan mucho la propagación de sus mentiras.

Jamás deberíamos perder la luminosidad de aquella fecha, no sólo por no olvidar, por recuperar la memoria histórica, también para que Cultura y Educación sean los referentes que marquen la pauta del progreso de España.

¡Salud y República!.

Carmen García Camacho


Texto íntegro emitido en la SER y publicado en El Noroeste

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