25 de febrero de 2007

¡Vaya tropa, García!

Hace años Luis María Anson confesó, también en una entrevista, la conjura del llamado “sindicato del crimen”- él fue uno de sus fundadores- para derribar al Gobierno de Felipe González, por cualquier medio. Tal vez asustado por los daños que pudiera sufrir el Estado en su conjunto, esta Monarquía constitucional, Anson y algún otro dieron marcha atrás y el académico, además, el paso adelante de contarlo.

Ahora es José María García quien ,sin esconder su papel protagonista en la trama, desvela las interioridades de un proceso político-mediático auspiciado nada menos que por el presidente Aznar y el vicepresidente Rodrigo Rato, conducente a formar un grupo multimedia al servicio del Partido Popular. No constituye una revelación que García narre el papel inicial de la Telefónica de Villalonga, manejada sin rubor desde la Moncloa como una propiedad gubernamental.

Se sabía, pero…
Se sabía, pero nadie lo había contado con tanta desvergüenza como la del instigado. Sabíamos también, pero podíamos estar influidos por la discrepancia política con el personaje, que Aznar es un hombre marcado por el rencor y el deseo de venganza al no haber asumido la derrota electoral de su partido y la falta de gloria en su despedida, que había soñado triunfal.

Diagnóstico confirmado
Ahora tenemos la confirmación del diagnóstico por parte de la persona que estaba dispuesta a poner a sus pies el nuevo imperio mediático y en cuyo comportamiento, para ser justos, no puede descartarse alguna parte de rencor y despecho –asi se expresa también algún otro socio del proyecto, como FJL- por no haber alcanzado plenamente el objetivo. Sospechábamos que Aznar sigue mandando y que Rajoy es tan irrelevante como señalan las encuestas, pero García da fe de la realidad. Nunca es tarde. Algún día contaré con detalle la escena de un Aznar abroncado por José María García en presencia de otros periodistas, y la actitud sumisa, mendicante, del político.

Lo sustancial
Por eso doy más credibilidad a las declaraciones de García.
Creo que lo sustancial en el actual debate sobre la oportunidad o no de emitir la entrevista con Jesús Quintero –“habría que ver la que se hubiera armado si, al ponerla en antena, se interpretara como una declaración de guerra de la nueva dirección de RTVE al PP, argumentan fuentes próximas a la dirección de la Corporación- es observar el tono prudente que mantienen hasta ahora los propios dirigentes populares, y el silencio público de los consejeros, mientras circula la idea, nada descabellada, de que, tras este antecedente de impedir una emisión porque se dañaba al PP o a algún influyente empresario, será difícil resistir otras presiones procedentes de cualquier partido o del Gobierno.

Precisamente El Mundo
También es urgente esclarecer quién ha puesto a disposición de El Mundo, precisamente de El Mundo- la grabación íntegra del programa que, según mis fuentes, se había hecho llegar a los consejeros un poco antes de tomar la decisión de suprimir la entrevista. Si la filtración procediese de algún miembro de la Corporación estaríamos, además, ante la comisión de una grave falta que podría acarrear la destitución fulminante de la persona implicada.

Habrá otro Ansón…
Algún día sabremos –habrá otro Ansón u otro García – lo que está detrás de esta operación, porque, después de lo que cuenta José María García sobre la orden a Buruaga de “matar” a Pique utilizando una pantalla, cualquier hipótesis es válida. Pero presiento que, esta vez, no tardaremos mucho en conocer la verdad.

(Eduardo Sotillos es periodista y fue portavoz del Gobierno de Felipe González)

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