José Luís Rodríguez Zapatero se ha convertido para la derecha extrema –o sea, para el partido que manejan Aznar, Rajoy, Acebes, Zaplana, Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez- en el principal responsable del atentado del sábado.
Nunca nadie, desde la transición hasta ahora, se atrevió a señalar con el dedo acusador al presidente de turno. Ni Suárez, ni Calvo Sotelo, ni Felipe González, ni Aznar, recibieron la más mínima crítica después de que ETA matara o cometiera cualquiera de sus múltiples y malvados desmanes. Había unanimidad. Los terroristas eran los culpables.
Nunca nadie, desde la transición hasta ahora, se atrevió a señalar con el dedo acusador al presidente de turno. Ni Suárez, ni Calvo Sotelo, ni Felipe González, ni Aznar, recibieron la más mínima crítica después de que ETA matara o cometiera cualquiera de sus múltiples y malvados desmanes. Había unanimidad. Los terroristas eran los culpables.
Y así lo hicieron
Pero ahora el culpable resulta que es Zapatero. Estamos ante un nuevo intento de golpe de mano derechista contra un presidente de izquierdas. Le montaron a González una conspiración en toda regla, lo cual es tan cierto que hasta lo denunció a posteriori uno de los más conspicuos participantes en la conjura, Luis María Anson. Había que ayudar a Aznar para que su exigencia de jefe engominado de centuria –“¡Váyase, señor González!”- no se le quedara congelada en su boca.
La derecha política, católica y mediática
Equiparar a Zapatero con ETA –como ha venido haciendo la derecha política, católica y mediática- no es sólo una canallada. Es peor. Demuestra que los conservadores no han superado todavía, más bien todo lo contrario, ciertos comportamientos que son neofascistas.
Las cosas, por su nombre
Habrá que empezar a llamar a las cosas por su nombre. El PP no ha asumido la derrota del 14-M, y continúa sin tragar que Zapatero haya llegado a Moncloa. Y no soporta que –aun con errores, equivocaciones, contradicciones y lo que se quiera añadir- Rodríguez Zapatero practique una política reformista en el más noble sentido del término.
Un reformista
Es un reformista socialdemócrata, que procura ser coherente con los valores de la izquierda o valores republicanos, un vocablo que pone de los nervios a la derechona genovesa. Ha tomado decisiones difíciles en orden a los derechos civiles, lo que es un termómetro excelente para evaluar la gestión de un Gobierno progresista. Ordenó el retorno de las tropas llevadas a Irak por su antecesor, un mayordomo de Bush en Europa. No le tembló la mano. Pero sus adversarios empezaron a hacer todo cuanto estaba en sus manos para que le temblaran bajo los pies los cimientos de su proyecto político.
Su Patria
No se amedrenta ante algunos retos cargados de riesgo. El más importante de ellos ha sido el proceso de paz para Euskadi. Esta opción –así como la de los estatutos autonómicos- han provocado el furor de la derecha cuyo recurso siempre acaba siendo el de invocar a su Patria, a su España. Como si la izquierda fuera apátrida o vendepatrias.
Repugnante espectáculo
No podemos ni debemos seguir asistiendo impávidos al repugnante espectáculo de que se nos presente a Zapatero como un terrorista o un asesino. O como el amigo de los terroristas. O como el que ha rendido el Estado de Derecho a ETA/Batasuna. Todo esto es falso. Como falso es que Zapatero sea el máximo culpable del feroz ataque etarra a la T-4.
Ni el máximo ni el mínimo.
Zapatero sólo ha intentado –respaldado por todos los partidos políticos, todos, ¡salvo el PP!- que los terroristas abandonaran las armas por la vía pacífica y democrática. No lo ha conseguido, aunque puede aún conseguirlo (10 de febrero de 1996, Londres, por ejemplo). Lo intentaron González y Aznar.
Entonces, ni una sola voz se alzó, tras el fracaso, para pedirles responsabilidades y transformar a esos presidentes en autores o cómplices de ETA.
Los herederos del franquismo
La calle, durante estos dos años largos de Gobierno socialista, ha sido –como quería Fraga Iribarne-, de la derecha. No pueden seguir monopolizándola quienes la utilizan para la injuria, la calumnia y la mentira sistemáticas.
Es la hora de la movilización masiva.
Hay que llenar las calles para decir “no” a ETA y para decir “sí” al diálogo cuando se cumplan las condiciones que el decoro y el sentido común exigen. Y para defender a Zapatero ante las embestidas de la jauría reaccionaria. Mejor dicho, para defender al presidente legítimo del Gobierno de España. Aunque ello -al tratarse de un presidente progresista- produzca la ira de los herederos sociológicos del franquismo.
Enriq Sopena
2 comentarios:
Amigo Carlos;
Hay que ver como cambia la película verdad? Antes Aznar era un asesino (que si la guerra de Irak, que si el 11 M) y ahora a Zapatero poco más y lo quieres beatificar.
Anda que estamos apañados con vosotros. Pero bueno gozar...
Feliz 2007 Anónimo:
Antes de nada dos cuestiones:
1º Usted, sea quien sea, no es mi "amigo". Mis "amigos" tienen nombre y apellidos y usted no es mas que un anónimo. Identifiquese usted y a partir de ahí ya veremos.
2º La "pelicula" como usted la llama no ha cambiado nada, todas las fuerzas democráticas quieren el fin del terrorismo. Todas. Todas menos una estaba de acuerdo en que se iniciara el llamado proceso de paz.
3º Todos los presidentes que ha tenido este país han luchado por poner fin a esta lacra, Suarez, Calvo Sotelo, Felipe González, Aznar y ahora Zapatero.
4º A todos los presidentes, sea del color que sea, se les ha apoyado en esa tarea. Menos ahora.
5º Nadie "goza" como usted dice. Nadie demócrata. Nadie con corazón. Hay dos muertos. ¿Desde las filas del PP se "goza" con esto?
6º Le duela a usted o no, con esa expresión "estamos apañados con vosotros" a quien se refiere? ¿a la ciudadanía en general? ¿a los votantes del PP? Asuma usted de una vez que la democracia eligio al actual presidente y la fuerza política que él representa. Cuando hayan otras elecciones ya veremos.
Que tenga usted un buen día, ah! y cuidese esa ulcera.
Comparar la guerra de Irak (a donde se iba a llevar la democrácia) con las mentiras del 11-M, con un atentado terrorista es de una simpleza mental que no merece ya más comentario.
De usted la cara, que no pasa nada. Los tiempos del "paseillo" ya pasaron.
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