18 de diciembre de 2006

Humanitarismo macabro

El gobernador de Florida (EEUU), Jeb Bush, hermano del presidente norteamericano, ha suspendido las ejecuciones de condenados a muerte después de que un médico forense determinara que hubo fallos este miércoles en el caso de un preso puertorriqueño que murió a los 34 minutos de que le fuera administrada la inyección letal. Según dicho forense, la ejecución de Nieves Díaz requirió una segunda dosis letal porque las agujas atravesaron sus venas en lugar de quedarse dentro de las mismas. Bush ha aplazado, en fin, la firma de las órdenes de ejecución hasta que una comisión analice el método que se aplica en el Estado -un método que ha sido cuestionado por varios abogados de condenados a muerte en el estado por considerarlo un sistema cruel e inconstitucional- y presente un informe final en marzo próximo. Aprovechando el incidente, un juez federal ha declarado también inconstitucional en California la aplicación de la inyección letal, por ser un método demasiado cruel y que, en sus propias palabras, «no funciona».
Resulta sencillamente conmovedor el celo de Bush junior quien, después de firmar cada año docenas de ajusticiamientos, se siente preocupado por el hipotético padecimiento de un reo que tarda demasiado en morir.

Es cada vez más difícil de entender como un pueblo democrático y culto como es el norteamericano consigue digerir la pervivencia de esta atrocidad que es la pena de muerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No si matar no es cruel..lo cruel es que les duela!! Pero en qué mundo estamos!!

Anónimo dijo...

Como dijo Trillo: ¡manda huevos!

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