En estas últimas elecciones al Parlament de Catalunya todos los partidos merecen comentarios sobre sus actuaciones y estrategias. Pero sin hacer una valoración de sus políticas, que también podría ser larga y sustanciosa, quiero hoy expresar mi asombro ante las contradicciones en las que ha incurrido CiU, el partido más votado y el que más diputados ha conseguido. En primer lugar, oyendo a Artur Mas acusar a los partidos que han llegado a un acuerdo para reiniciar el tripartit de haberlo pactado antes y en consecuencia de haber engañado a los electores, recuerdo muy bien, como lo recuerdan todos los catalanes, que fue el propio Mas el que montó la estrategia electoral para llegar a la presidencia de la Generalitat, precisamente basándola en un plebiscito: O Convergència i Unió o el tripartit. Y para mostrar el peligro que corrían los catalanes si se decidían a votar por la continuación del tripartit, envió miles de mensajes con graves acusaciones, soeces incluso, contra la política que había llevado en los tres últimos años. Todo hace suponer que buena parte del acuerdo les vino a los partidos de izquierda como respuesta a esta campaña a la que por supuesto no se sumó el pueblo catalán. Además, el señor Mas acusa al recién estrenado tripartit de no tener en cuenta que él había ganado, olvidando no sólo que así es nuestro sistema parlamentario, que concede la presidencia a quien tiene más apoyos en el Parlamento, sino que también por dos veces ganó las elecciones en votos Pasqual Maragall aunque no pudo gobernar porque CiU, que había tenido menos votos, consiguió el apoyo de otras fuerzas políticas. Lo recuerdo aún acusando a Maragall de no saber perder y de no aceptar las normas en materia de elección del president. Pero hay más. Fue CiU la que a lo largo de la campaña acusó a los partidos de izquierda, sobre todo al Partit dels Socialistes, de sucursalistas, queriendo convencer al electorado de que era Zapatero quien hacía y deshacía en Cataluña y que, por tanto, su voto al PSC era un voto que escapaba de la política catalana. Y va entonces el señor Mas y critica a Rodríguez Zapatero por no recusar la voluntad de los partidos de izquierda de repetir el tripartit. Al margen de los gustos de cada uno, de lo que nos habría gustado que hubiera mucha menos abstención y menos votos en blanco, deberíamos hacer un esfuerzo por defender una democracia, que es la única que tenemos, y sus reglas. Y, aparte de la de la República, es la única que hemos tenido en milenios.
Rosa Regás
2 comentarios:
Poco me entero de las de aqui, como para opinar de las de alli.
Sonia, al usar ese "allí" das la sensaión que hablas de las eleccones en la Repúbloca de kazajastán.... jajaja....
Saludos!
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