Los derechos políticos de las españolas se jugaron en las Cortes Constituyentes de 1931. Se cumplen 75 años de esos días apasionantes donde brilló con luz propia una mujer cuya figura, con el paso del tiempo, se sigue agrandando por su tamaño moral y político: la diputada Clara Campoamor.Solo dos mujeres Victoria Kent y Clara Campoamor formaban parte de aquel Parlamento. El derecho pasivo ( ser elegibles) era el único del que gozaban las mujeres en la España de 1931. Aún hoy, cuando se leen los diarios de sesiones la talla política, la claridad de ideas y la habilidad de la diputada Campoamor durante esos largos e intensos días se agigantan. Clara Campoamor contaba cuarenta y tres años. Era una mujer hecha a si misma muy conocida por ser una de las tres abogadas que ejercían en Madrid. De convicciones republicanas sus argumentos eran los del movimiento sufragista: «los derechos políticos de las mujeres son inalienables e imprescriptibles». Durante el proceso las bromas de mal gusto, los chascarrillos, los argumentos sin rigor científico ni jurídico, fueron constantes por parte de muchos diputados junto a la improvisación y a la inconsistencia. Campoamor siempre contrapuso sus firmes convicciones sufragistas y su sólida formación jurídica.El día 1 de octubre fue el gran día del histerismo masculino. El grupo radical-socialista decide que la otra mujer diputada actúe de portavoz del antisufragismo. Victoria Kent tras una breve intervención justificando su no termina «creo que el voto femenino debe aplazarse. Lo dice una mujer que, en el momento de decirlo, renuncia a un ideal». A estas palabras le siguen aplausos y exclamaciones de ¿muy bien!. Campoamor contraataca con argumentos políticos : «casi podría decirse que nosotras, mujeres, deberíamos negarnos a aceptar el derecho pasivo si no concedéis a nuestras hermanas el derecho activo, porque no debemos prestarnos a contribuir a la farsa. Una mujer, dos mujeres, ¿qué hacen en un parlamento de 465 diputados? Dar una nota de color, prestarse a una broma...». Los diputados bromeaban sobre ellas «son solo dos y no se ponen de acuerdo...»Los distintos partidos expresan argumentos de lo mas peregrino «Traéis a la Constitución el voto de las mujeres. Permitidme que os diga... (y perdone la señorita Campoamor, que si todas fuesen como ella, no tendría inconveniente en darles el voto)... que la mujer española merece toda clase de respetos dentro del hogar español, como ama de casa, que la mujer española como educadora de sus hijos, merece también las alabanzas de los poetas pero que no se ha separado de la influencia de la sacristía y del confesionario; a la mujer puede dársele el derecho pasivo, pero nunca el derecho de ser electora». Campoamor vuelve a los argumentos jurídicos «no es posible sentar el principio de que se han de conceder unos derechos si han de ser conformes con los que nosotros deseamos y, de no ser así .... revocarlos el día de mañana».La Diputada sabe que cuenta con apoyos muy justos. Mantiene cada día un nivel y tono de debates que aún hoy siguen siendo ejemplares «Las mujeres trabajan, estudian, pagan impuestos, sufre -todas- las consecuencias de la legislación que el Parlamento aprueba. La Cámara votada por un solo sexo no es verdaderamente representativa.» Es sistemáticamente interrumpida. El Presidente pide silencio. La diputada prosigue no sin antes dejar claro que «no es con agresiones y no es con ironías como vais a vencer mi fortaleza» y de nuevo afirma que es un debate de principios «es un problema de ética, de pura ética reconocer a la mujer, ser humano, todos sus derechos»... «porque los sexos son iguales, lo son por naturaleza, por derecho, por intelecto...».
Cuatro votos, 131 frente a 127, salvaron el derecho al voto de las mujeres en España. La gran talla ética, intelectual y política de la diputada Clara Campoamor lo hicieron posible.
4 comentarios:
Una gran mujer, sin duda.
Precioso relato. Las historias de conquista de derechos siempre me resultaron emocionantes.
Las mujeres y hombres debemos mucho a Clara Campoamor.
Un saludito ;)
Gracias a ella todos somos más libres.
Saludos Sonia!
Totalmente de acuerdo "la vie en vert" es una historia apasionante sobre una mujer que lucho por aquello que consideraba justo.
Por personas así,con una visión progresista, avanzamos.
Un besazo!
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