Como personaje surgido entre los versos de sus poemas, esta ceheginera, venida al mundo en 1936 sólo unos días antes del inicio de aquella estúpida guerra civil, es un vivo referente de la mujer de su tiempo: "mujer" de puertas adentro, para los suyos, pero, también "mujer" encarnada en su realidad, sensible y comprometida en esa búsqueda de un mundo más justo, más humano.
María Durán Fernández, que asistió al Colegio de las Hnas. Caridad de Cehegín para recibir sólo una enseñanza elemental, creció cerca de la iglesia de Sta. María Magdalena y bajo la sombra del "arco de la plaza" y del desaprecido castillo musulmán.
Su juventud, en la pescadería de sus padres, que más tarde emigrarían a Barcelona, fue adquiriendo una madurez que, junto a Antonio Ibernón, su esposo, ofreció su fruto más preciado: sus hijos y, más tarde, sus nietos.
Su poesia, sencilla, natural, espontánea pero profunda, es sólo una forma más de su deseo de expresar sus vivencias y sentimientos. Es una poesia sin escuela, libre de academicismos, que mantiene su frescura cuando es puesta en boca de su autora: la atracción de su poesia se torna en seducción cuando es María quien la anuncia, heciendo revivir cada uno de sus versos, cada una de sus palabras. Ha recitado en localidades y actos diversos (Cehegín, Caravaca, Abarán, Archena, Hellín, Cartagena, La Unión, Casino de Murcia), recibiendo siempre un notable reconocimiento, entusiasmando y llegando al corazón de todos sus oyentes.
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