16 de abril de 2006

El PP y los matrimonios homosexuales


Tormento, eso es lo que está pasando el Partido Popular con lo que era previsible: que sus militantes homosexuales decidieran hacer uso del derecho que les confiere la nueva ley y pasar por el juzgado para regularizar su situación.
El primero ha sido su concejal de Cultura de Ourense, José Araujo, a quien casó, con su novio de siempre, nada menos que el alcalde de la localidad, también del Partido Popular. No contentos con esta desobediencia civil invitaron a todos los altos cargos de la provincia, también del Partido Popular y, lo malo, es que fueron encabezados por el presidente del partido en Galicia, Alberto Núñez Feijoo.
Es verdad que Nuñez Feijoo, tras la ceremonia, aseguró que este evento era “de carácter privado y no político”. Lo mismo deben opinar el resto de parejas homosexuales, de otras ideologías, que ven como sus matrimonio han sido recurridos ante el Tribunal Constitucional precisamente por el Partido Popular. Lo que no cabe duda es que el corajudo concejal orensano ha abierto una puerta por la que transitarán más hombres y mujeres de su formación política.
Hay que recordar que el PP acusó al Gobierno, y especialmente a Zapatero, de haber propiciando leyes y reformas sin una suficiente demanda social e incluso contestadas por gran parte del electorado; eran “melones abiertos innecesariamente o a favor de determinadas minorías". Este último es el caso de la Ley de matrimonio entre homosexuales, contestada además de por el Partido Popular, por diversas asociaciones de carácter confesional, e incluso por los obispos que no dudaron a la hora de remangarse sus sotanas y de salir a la calle pancarta en ristre, alegando que esta ley destruye a la familia. Hay que advertir que los obispos, en este tema, siempre han sido consecuentes y que, como guardianes de su fe, solo consideran matrimonio al contraído entre hombre y mujer con la bendición de la Iglesia. Ya se opusieron al matrimonio civil, cuando se constituyó, y también lo acusaron de destruir a la familia. Como en su día se opusieron, y hoy se siguen oponiendo, al divorcio y a la despenalización del aborto en cualquier supuesto. Es en lo que creen y a cada uno lo suyo.
Como la jerarquía católica no debe tener muy claro el apoyo de los populares a esta cruzada contra las bodas gay ha decidido que los temas de la moral y en especial los relacionados con el sexo, son los grandes desafíos de la Iglesia española. Como primera medida, la Conferencia Episcopal acaba de recordar de forma solemne y oficial que “son graves pecados contra la castidad la masturbación, la fornicación, las actividades pornográficas y las prácticas homosexuales”. Por eso el obispo de Ourense, Luis Quinteiro, amonestó severamente a los dirigentes populares, celebrantes y contrayentes de una ceremonia que, a su juicio, había conmocionado y entristecido a los católicos.
Pero el Partido Popular ¿ha sido también consecuente en la defensa de los valores católicos que siempre proclama? Eso ya es harina de otro costal. Acostumbra el PP a moverse en terrenos resbaladizos cuando se tocan temas que atañen a las conciencias. Mantiene posiciones iniciales en contra de leyes que luego asumen gustosísimamente o que, cuando tienen la oportunidad, no son capaces de derogar. La lista de divorcios entre altos mandatarios del PP es interminable, y en muchos casos divorcios múltiples, temas de portada en revistas del corazón y programas rosa. En sus dos legislaturas en el poder no fueron capaces de derogar la ley del aborto y, ante esa omisión, todo hay que decirlo, los obispos no se mostraron nada exigentes. Siguen pensando que está mal, como el divorcio, pero no acuciaron su derogación (que se sepa, ni la insinuaron) ni, por descontado, salieron a la calle con sus pancartas.
Por si faltaba alguien en esta feria los del Foro de la Familia, impulsores de la manifestación contra los matrimonios gay, amenazan al PP con consecuencias electorales porque no van a votar a un partido que hace “exhibición de apoyo” y, erre que erre, aseguran que no renuncian a que la ley sea derogada.
Debe haber ya algún miembro de la ejecutiva del PP que se arrepienta de haber salido a la calle con tan incómodos compañeros de viaje. Porque ahora el Foro no duda en acusar a la formación de Mariano Rajoy (quien, por cierto, no asistió a la marcha) de incoherencia política. No se “puede estar en misa y repicando” dijo con contundencia el portavoz de la citada organización.
Porque todo esto pasa en mal momento, o bueno –según se mire-, en plenas fiestas de Semana Santa, con los jefes de vacaciones y un sargento de guardia, Martínez Pujalte , acostumbrado a manejar el lanzallamas y viéndose obligado a tirar de manguera. Pese a su habitual locuacidad cuando los periodistas le preguntaron su opinión sobre la boda de Ourense farfulló que era un acto privado y que no tenía opinión al respecto. Eso sí, que su partido mantenía el recurso contra las bodas homosexuales.
Los colectivos gays han encontrado en esta boda un motivo para exigir al PP que retire el recurso de inconstitucionalidad .Otro que no ha querido callarse ha sido el concejal del Partido Socialista en el Ayuntamiento de Madrid Pedro Zerolo, que ya se casó con gran júbilo y algazara, y ha recordado a los populares que “da gusto ver como las leyes no solo se aprueban sino que se prueban”.
Total: un tormento para el PP que no ha hecho más que empezar y que puede llevar a Ana Botella y a Manuel Fraga a reconsiderar sus teorías de las peras y las manzanas y del defecto de un cromosoma como origen de la homosexualidad.
Es bueno que los dirigentes políticos hagan leyes sin demanda social, o con poca demanda, o incluso en contra de la opinión general si entienden que son buenas para la ciudadanía, que amplían derechos o benefician al país. Porque los políticos están para eso, para servir y aceptar riesgos y gobernar para todos y para unos pocos. Lo que no es bueno es oponerse férreamente a esas leyes cuando se está en la oposición para terminar abrazándolas cuando se llega al poder.
Lo que pasó con el divorcio, y el aborto, pasará con la ley de matrimonio entre homosexuales. Cuando el PP gobierne no se atreverá a derogarla y llegará incluso a considerarla suya. Como los Estatutos de Autonomía y como la mismísima Constitución.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...