25 de junio de 2007

Al-Qaeda detrás del atentado del Libano

La muerte de cinco soldados españoles en el Líbano se ha producido como consecuencia de un servicio estricto a favor de la paz: sin doble lenguaje, con la compañía de otros grandes países europeos, y en primer lugar Francia e Italia, el contingente español es un pilar de la FINUL (Fuerza Internacional de las Naciones Unidas para el Líbano).

El vehículo en el que se trasladaban fue objeto de un atentado que solo puede ser atribuido a los agentes locales de al-Qaeda. Este grupo terrorista, al calor de la efervescencia política libanesa y en el enrarecido ambiente creado por la insurrección de al-Fatah al-Islam (un grupúsculo palestino cercano a la red de Bin Laden) habían emitido amenazas contra las fuerzas de pacificación.

Más que bienvenidos
No es especular hablar de inspiración terrorista extra-libanesa porque pocas veces se ha visto una adhesión tan explícita a la presencia de los cascos azules como la que registra la FINUL en la región. Los beligerantes de la guerra del verano pasado que originó su creación por la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, es decir Israel y Hezbolá respetan y aprecian su presencia y la población civil en el área está literalmente encantada.

Ni un solo incidente
Los soldados de la Fuerza de las Naciones Unidas, cuyos contingentes principales son franceses, italianos y españoles (mil cien soldados) fueron más que bienvenidos: se les percibió como un colchón de seguridad imparcial, disciplinado y generoso. No se registró un solo incidente con la población local.

Partido/milicia
Hezbolá ha condenado de inmediato el atentado, lo ha descrito como “sospechoso y destinado a incrementar la tensión” y ha ofrecido sus condolencias. El partido/milicia libanés, verdadero rey del área en términos políticos, sabe lo que dice y no permitirá que al-Qaeda se instale en la región, su feudo. Sin duda sus fuerzas están ya trabajando para localizar a los autores.

Un contexto deteriorado
La crónica crisis política libanesa no había afectado en absoluto a la misión de los cascos azules. Todo empezó a complicarse, sin embargo, cuando hace tres semanas, un grupo medio desconocido, “al-Fatah al-Islam” implantado al otro extremo del país, en el norteño Trípoli, pasó a la acción en el campo de refugiados palestinos de Nahar al-Bared.

Toda una pista
Su violencia, respondida por el ejército libanés con una energía nunca vista hasta su derrota, ha dado lugar a un curioso escenario: todo el mundo ha respaldado al gobierno y ejército nacional, empezando por Hezbolá. Toda una pista.

Deriva terrorista-integrista
Los expertos estaban al tanto de la deriva terrorista-integrista de esta disidencia palestina minúscula, pero su protagonismo, basado en medios militares considerables que le han permitido resistir el asedio, sugería un plan. Solo al-Qaeda, que busca hacerse un hueco – donde el Hezbolá no lo permite – podría estar detrás.

Hacia el caos
Es completamente verosímil, en este marco, que el atentado contra los soldados pacificadores sea un intento de deteriorar aún más la situación libanesa. La FINUL nada tiene que ver con ella, pero es un blanco muy interesante políticamente y susceptible de extender el caos.

Inútil controversia
Es de suponer que la oposición de derecha no buscará, equivocándose mucho, una explotación política local sobre la base de que también ZP envía soldados combatir en el extranjero y también mueren. La primera reacción del PP, a cargo de su portavoz de Exteriores en el Congreso, Gustavo de Arístegui, fue moderada, clara y pertinente.

Amalgamas imposibles
No garantiza, sin embargo, contra eventuales intentos de amalgamas imposibles. Los muertos eran soldados de la ONU, como el resto hasta quince mil de muchas nacionalidades, su misión está ordenada y cubierta a la perfección por una resolución de la ONU aprobada por unanimidad.

Nada que ver con Irak.

Reyes Madrid - elplural.es

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