15 de noviembre de 2006

Eduardo Madina, ¿Donde está la AVT, Sr. Alcaraz?

Eduardo Madina, diputado del PSOE que sufrió un atentado de ETA en 2002, declaró ayer como testigo en el juicio en el que se procesa a cuatro etarras relacionados con este atentado. Madina aseguró que tanto sus compromisos personales como políticos “han quedado intactos” y afirmó que ETA no ha podido doblegar su voluntad.
Madina, que mantuvo la serenidad durante toda su declaración, explicó cómo se sucedieron los hechos el 19 de febrero de 2002 en la localidad vizcaína de Sestao, cuando explotó una bomba lapa adosada a los bajos de su coche que le causó heridas de diversa gravedad y provocó la amputación de su pierna izquierda. El ex dirigente de las Juventudes Socialistas de Euskadi aseguró que reconoció inmediatamente que la explosión había sido un atentado y que “ETA buscaba matar” cuando planeó el golpe. Asimismo, declaró que un fallo en la colocación de la bomba y su altura (mide 1,91 metros) le salvaron la vida. “Si el artefacto llega a estar bien colocado, hoy estoy muerto”, afirmó.
El diputado socialista reconoció que aún no se ha recuperado del todo del atentado y que en su casa “se hizo de noche y una sombra se pena y de tristeza” envolvió a su familia. A este respecto, Madina explicó que sus padres padecieron sendas depresiones, y recordó que su madre no pudo superar el dolor y falleció varios meses después del ataque terrorista.
Madina también explicó que el atentado frustró su carrera deportiva, que era “la parte central” de su vida. En este sentido, señaló que a causa de las lesiones sufridas tuvo que abandonar el equipo de primera división de voleibol en el que jugaba y su faceta como entrenador.
Los dirigentes del PSE-EE Patxi López, Rodolfo Ares, Miguel Buen y José Antonio Pastor, así como el presidente del Senado, Javier Rojo, acompañaron a Madina durante el juicio. Tras la vista, Javier Rojo destacó la actitud serena de Madina y señaló que “en ningún momento trasladó odio, rencor ni venganza”, sino que se ha centrado en “pedir justicia”. Rojo también lamentó que ninguno de los acusados mostrara el menor signo de arrepentimiento, y calificó de “triste” y “terrible” esta actitud, aunque reconoció que se siente “feliz” porque “Eduardo se ha portado como un campeón”.
Una de las ausencias más notadas ha sido la de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), cuyos abogados suelen presenciarse en todos los juicios contra terroristas etarras para posicionarse en contra de la banda y apoyar a las víctimas. En esta ocasión, ningún miembro de la organización ha presenciado el juicio, ni se ha pronunciado para apoyar a Madina. Un nuevo ejemplo de que en la asociación presidida por José Alcaraz no todas las víctimas son iguales.
En el juicio también se llamó a declarar a dos presuntos integrantes de los comandos implicados en el atentado, Iker Olabarrieta y Asier Arzalluz, y sus dos presuntos colaboradores, Gaizka Olabarrieta y Gorka Aztiria. El fiscal pide para los dos primeros una pena de 20 años de cárcel por los delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa, y penas de 6 años para los otros dos implicados, por delitos de colaboración con banda armada. Además la acusación exige que se indemnice a Madina con dos millones de euros por las secuelas que tuvo el ataque teniendo en cuenta la edad, el trabajo y la carrera deportiva del damnificado.
Ninguno de los acusados prestó declaración, y Asier Arzalluz provocó en dos ocasiones que el presidente de la sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, ordenara su expulsión temporal por calificar al tribunal de fascista y darle la espalda.

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