14 de abril de 2012

CON LA III REPÚBLICA


Reivindicar hoy la República ha dejado de ser un tabú y ya no suena a añoranza de un sector minoritario de la izquierda, la idea de la República está siendo valorada por el status quo como una amenaza a tener en cuenta y en algunos municipios, como Cehegín, nos hemos encontrado con la dificultad de encontrar un espacio institucional para la celebración del día 14 de abril, que no nos extrañe nada que este sea el último año en que la República figure en el calendario, ya hemos asistido atónitos a la retirada del nombre de la Pasionaria de algunas calles de nuestra geografía, mientras el duque de palma sigue disfrutando de título y calle y mientras estatuas e insignias del generalísimo continuan presidiendo calles y plazas. Asignaturas pendientes de la Transición.


Desde el año pasado que escribí para la Tribuna del Noroeste “el espíritu de la República” se han sucedido muchos acontecimientos, porque vivimos en una aceleración del tiempo que cambia las cosas y las perspectivas. La crisis económica ha venido acompañada de una crisis política, la ciudadanía levantada en el 15M ha puesto de manifiesto la ilegitimidad de la clase política dominante en nuestro país, la cual se ha puesto ya sin tapujos al servicio del poder financiero, en contra no sólo de la mayoría de la población, sino del propio sistema democrático.


La crisis del sistema ha tenido como contestación la aparición de nuevos  movimientos sociales cuyas siglas y literalidad apuntan claramente dónde se encuentra el origen de los problemas sociales: DRY-Democracia Real, JSF-Juventud sin Futuro, Asambleas ciudadanas constituyentes, PAH-Plataforma de afectados por las Hipotecas, etc., Internet y las redes sociales se han convertido en un medio imprescindible de acción social y política que trasciende las fronteras.


El problema de la corrupción asociada sobre todo a la burbuja inmobiliaria ha sido un arma de doble filo, que en lugar de utilizarse para realizar una depuración de responsabilidades políticas y penales, ha servido como excusa perfecta, a la misma clase dominante que la propició, para realizar políticas de mano dura contra la población e introducir el caballo de Troya del neoliberalismo puro y duro. Frases como “no hay pan para tanto chorizo”, “que se vayan no nos representan”, “franco ha vuelto”, han inundado las pancartas y consignas en multitudinarias manifestaciones.


Si todo este estado de cosas constituyen un termómetro social y político, el caso Urdangarín ha tocado los cimientos mismos de modelo de Estado, cuestionado hoy día por un número mucho mayor de españoles, que ven cómo la Corona es igual de terrenal que la República, pero sin la legitimidad de ser elegida por el pueblo soberano. El caso Urdangarín ha restado mucho glamour al cuento monárquico actualizado con la princesa del pueblo.


Han pasado 37 años desde la muerte de Franco, hemos vivido 37 años en un sistema  con demasiadas herencias franquistas, las cuáles incluso están impresas en el subconsciente colectivo como algo natural, ideas serviles que han impedido la construcción de una verdadera ciudadanía en este país y que son el fundamento del clientelismo político arraigado en la sociedad, herencias que han mantenido intactas creencias tan atávicas como que sólo la derecha es capaz de sacarnos de la crisis porque ellos tienen el dinero, el temor a manifestar y ejercer nuestros derechos,  la perpetuación de privilegios de una iglesia afín con esa herencia, un sistema judicial inoperante y retrógrado, el propio modelo de Estado, la monarquía; todo este acervo forma parte del adoctrinamiento ejercido durante 40 años desde los púlpitos y las escuelas, adoctrinamiento que no deja traslucir más que ese sentido trágico y oscurantista de la vida que viene a resumirse en la representación inmovilista de que “las cosas siempre fueron así y lo seguirán siendo.”


Hoy, en medio de una reforma laboral lacerante, de recortes sociales a diestro y siniestro, de una ley electoral injusta que distorsiona la voluntad popular a favor de la reproducción del establissement bipartidista, en medio de la impunidad instituida para los poderes económicos y la corrupción que estos han generado y normalizado, vulnerando de forma permanente derechos fundamentales y principios constitucionales, hoy, ante la degradación de la democracia y la pérdida, al menos como referente, de la construcción del Estado del Bienestar, reivindicamos una segunda transición y un nuevo proceso constituyente hacia la construcción de la democracia participativa, el marco que más se aproxima a estas ideas es la República, para muchos ciudadanos hoy la III República constituye la Revolución democrática.



María José Rodríguez

Concejala IU-Verdes Cehegín

@iucehegin

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