14 de octubre de 2006

Un tabú roto en Marruecos

Tarik Essadi, de 42 años, ha roto un tabú. Se ha atrevido a abrir un debate sobre la homosexualidad en Marruecos pese a que en su código penal es un delito tipificado con entre seis meses y tres años de cárcel -como en otros 34 países mayoritariamente musulmanes- y que sólo se suele hablar de ella, para vilipendiarla, en las prédicas de las mezquitas y en la prensa islamista.
Essadi no ha organizado la discusión en un local público, muchos no se hubiesen atrevido a acudir, sino que ha abierto un foro en el portal de Internet (www.emarrakech.info) que anima desde hace años. Aún no sale de su asombro. Desde el inicio del ramadán (el mes de ayuno musulmán), el 24 de septiembre, ha registrado 50.000 entradas, un récord para Marruecos donde el acceso a Internet es minoritario.
"Pese a que los participantes deben expresarse en francés, y no en árabe, es el foro más activo, por delante de los dedicados al Benedicto XVI y al islam o a la supuesta propensión violenta de los musulmanes, etcétera", afirma Essadi desde Marraquech donde reside. "Hay muchas entradas desde Marruecos, pero también de emigrantes marroquíes en Europa".
"La homosexualidad es una enfermedad que existe desde tiempos inmemoriales".
"¡Basta ya con adormecer a la gente con palabras como democracia o tolerancia!" cuando acecha el peligro de la "perversión" sexual. "La homosexualidad es haram (pecado)". Éstas son algunas de las observaciones más apacibles escritas en el foro por los detractores de la homosexualidad.
Otras muchas eran meros insultos. "No censuro nada pero sí elimino los insultos del foro", señala Essadi. "También quito los nombres de personas conocidas que supuestamente son homosexuales" y que los abogados de esta orientación sexual invocan en defensa de su causa. En Marruecos sólo un escritor, Abdelá Taia, ha confesado públicamente su homosexualidad. Desde hace seis años vive en París.
Los anatemas proferidos contra los homosexuales tienen su origen en el Corán que los internautas más conservadores interpretan a su manera. "Alá prohíbe la homosexualidad y así lo dejó claro su profeta cuando en 30 ocasiones menciona y condena al pueblo de Lot", repiten, en sustancia, los participantes.
Muchos de estos partícipes confunden, como Hamid, homosexualidad, pedofilia y prostitución, "plagas" que achacan a la influencia de los occidentales. "Existe un país que se llama Marruecos en el que pueden hacer lo que les venga en gana", se indigna Hamid que pide que "todos estos criminales sean linchados por la sociedad" y que sólo se permita el turismo familiar.
La policía marroquí desbarató este año varias redes de pedofilia y de producción de películas pornográficas en las que estaban involucrados extranjeros. La prensa islamista ha aprovechado la ocasión para atacar la relajación de costumbres que conlleva el turismo.

Unos pocos aprovechan el foro para narrar la dolorosa aceptación de su homosexualidad en una sociedad que les rechaza y en la que deben esconderse. "Soy marroquí y acabo de comprender que soy lesbiana", afirma Kawtar. "Vivir escondida es la solución a nuestros problemas". "Me pregunto hasta cuando deberemos actuar así ante una sociedad hipócrita que considera grave no tanto la homosexualidad como que ésta trascienda".
Zacharia cuenta que pese a todo es compatible "seguir orando en la mezquita, hacer Ramadán, pero tener una vida sentimental feliz". A juzgar por las prédicas que se pronuncian el viernes en los templos, el imán no debe de pensar lo mismo.

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