21 de abril de 2007

Dignificar la política

“…Es mejor emplear el tiempo en cosas más importantes para los cehegineros”, así rezaban las últimas palabras de unas declaraciones públicas, en prensa escrita, en concreto, en el número 237 del periódico El Noroeste, con fecha 31 de marzo, hechas por un edil del actual gobierno municipal del Ayuntamiento de Cehegín, con las que pretendía zanjar la, según él, polémica, respecto al lamentable estado, como consecuencia del cúmulo de residuos incontrolados, en el que se encuentran determinados espacios naturales del término municipal de Cehegín.

Sólo él sabe las razones que le llevaron a emitir tal enunciado. Puesto que, una afirmación como esa, es muy arriesgada, y lo es por dos motivos: por un lado, es muy difícil conocer el sentir colectivo, a tiempo real, de todo un término municipal de más de 15000 habitantes; por otro, si validásemos la citada afirmación, nos encontraríamos, una vez más, ante la patología endémica que sufren determinadas personas que forman parte de nuestra clase política, ya que, ese enfoque, ofrece un panorama bastante gris al respecto, dando a entender, el citado edil, que no sólo no interesa a la ciudadanía, sino que tampoco interesa a los gestores del actual gobierno municipal.


En ese sentido, quisiera destacar que, bajo mi punto de vista, el papel de un político, no sólo ha de ceñirse a dar forma a las propuestas, que figurasen en su programa electoral, aquellas que le llevaron a ser gestor de la voluntad emitida por los ciudadanos en las urnas; por su posición privilegiada, el político tiene acceso a una enorme cantidad de información y de conocimientos, los cuales, honestamente, debiera trasladarlos a sus conciudadanos, e ir creando una concienciación social que vaya paliando las muchas, e infames, agresiones que nuestro entorno viene sufriendo. Entorno que da sentido a la vida de todo ser humano, se mire desde la perspectiva que se mire, de ahí su vital importancia; a día de hoy, si la problemática medioambiental no está a la vanguardia de las preocupaciones de un político, sobre todo si éste tiene responsabilidades de gobierno, es que ni sabe, ni quiere saber, cuales son las amenazas, suficientemente contrastadas, que condicionan la propia existencia del ser humano sobre el planeta. Y no basta con tratar de crear esa conciencia, para asuntos concretos, como el que nos ocupa, igualmente importante, es la labor pedagógica del político atrayendo al ciudadano al mundo de lo social, de la política, bajo un prisma crítico, generando una sociedad capaz de afrontar, frente a los gestores políticos, todas y cada una de las adversidades del día a día; sociedad que pueda aportar ideas, de modo permanente, a la hora de resolver cuantos problemas vayan surgiendo. Evidentemente, todo ello se complementa con una capacidad, por parte de la clase política, de recibir dichas aportaciones desde la humildad, en un ambiente de normalidad social, nunca desde la bronca y los malos modos.

Carmen García Camacho

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